Con la tranquilidad que da la estabilidad polÃtica, los paÃses latinoamericanos apelan al turismo como vÃa para el desarrollo económico. Hoy por hoy, no hay gobierno latinoamericano que no apueste por el turismo. Casos como Argentina, Brasil, Perú y el conjunto de paÃses centroamericanos –que se han unido para promocionarse como un destino único y a la vez diverso, en un ejercicio de integración que deberÃa se imitado-- constituyen un buen ejemplo de ello, aunque no el único, pues todos los paÃses latinoamericanos han visto el filón que este sector supone. Un filón, como se sabe, con dos vÃas...
ÂUna beneficia directamente a los paÃses al propiciar el desarrollo, generar más empleos, más infraestructuras que están a disposición no solo de los turistas sino también de los habitantes del paÃs, más entrada de divisas que deberÃan suponer un incremento notable del nivel de vida... o al menos asà deberÃa ser, y un largo etcétera de beneficios que compensan con mucho los perjuicios que también provoca.
 La otra vÃa beneficia a personas y empresas que muchas veces no son del continente, pero que tienen los recursos (y no solo económicos sino también el know how en un sector que dominan a la perfección, asà como los mercados) y lo que es más importante: la voluntad suficiente para invertir en el desarrollo turÃstico más allá de sus fronteras.Lo saben muy bien en Latinoamérica, donde practicamente las grandes cadenas hoteleras del mundo, y sobre todo españolas, están jugando un papel cada vez más activo aprovechando el boom turÃstico latinoamericano (que desde mi punto de vista aún no lo es, pero que podrÃa serlo). Sin embargo, los esfuerzos por desarrollar el turismo chocan con no pocos escollos. A la hora de invertir, los inversores extranjeros se enfrentan con varios males que afectan sino a todos, al menos sà a un número nada desdeñable de paÃses.
ÂLa violencia, sea polÃtica, social o relacionada con la delincuencia, es un verdadero azote que no afecta solo a los inversores, sino también a los posibles turistas y es sabido que sin turistas no hay turismo, es una verdad de Perogrullo, pero es estrictamente cierta.
ÂLa excesiva burocracia, que puede hacer interminables los trámites para iniciar proyectos de desarrollo turÃstico, capaces de desanimar al más paciente, y la corrupción, son otros dos males endémicos. Que para colmo se complementan, se retroalimentan, pues a más burocracia, a más niveles de decisión, más caldo de cultivo para la corrupción.
ÂLos gobiernos conocen muy bien esta situación. Como también conocen el daño que ocasiona al progreso y al desarrollo de sus paÃses. Sin embargo es la mayor queja y la más recurrente de los empresarios extranjeros, fundamentalmente hotleros, que desean invertir en Latinoamérica.
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Hasta ahora, estas son las principales asignaturas que tienen pendientes los gobiernos latinoamericanos en su apuesta por el turismo, pero si no se solucionan estos problemas, se corre el riesgo de matar a la gallina de los huevos de oro, y lo que es peor, sin que hasta ahora haya puesto una buena nidada...Â
Hola, Tamargo! Qué bien leerte aquÃ!
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, y es cierto que los retos de los paÃses latinoamericanos son muchos frente al turismo. Yo creo que uno de los más importantes es cómo garantizar que el desarrollo turÃstico redunde también en beneficio de las poblaciones locales y no sólo de las grandes corporaciones extranjeras. Y no quiero decir sólo que la población local pueda vender refrescos a los turistas, sino que participe de algún modo dentro del proyecto de desarrollo turÃstico de su paÃs, y que también esté presente a la hora de repartir beneficios.
Como tú sabes, porque has trabajado este tema, el turismo responsable es la clave. Y esto han de tenerlo claro las empresas extranjeras y nacionales, pero sobre todo los gobiernos.
Un abrazo.
Hola Esther. El sentimiento es recÃproco.
Por supuesto que el turismo no puede sor solo ganancia para unos y la mayorÃa de los gobiernos asà parece entenderlo, pero sigue siendo una asignatura pendiente y como bien tú dices es el principal reto de los paÃses latinoamericanos. Enfrentar ese reto dependende, por supuesto de la voluntad (buena voluntad en este caso) de los gobiernos, que deben crear leyes encaminadas a garantizar que los beneficios del turismo se reviertan en mejorÃas sociales.
Todos pueden comer de la tarta, eso sà en porciones equitativas y no que unos se coman los grandes trozos y los demás las migajas, como suele suceder con demasiada frecuencia en todo el mundo y Latinoamérica no es una excepción.
Tú mencionabas otro aspecto importante: fomentar el turismo responsable. ¡Gran verdad! Si no somos capaces de desarrollar el turismo con responsabilidad, comeremos opÃparamente este año y pasaremos hambre el que viene. En todo caso, como bien dices, está en manos de los gobiernos y de las empresas, pero también en manos de los simples mortales, pero eso sÃ, luchando con inteligencia y sin convertir al turismo en un arma polÃtica, pues al final tendrá un efecto boomerang. Lo que ha sucedido en reciente semanas en Perú, y concretamente en Cusco, es un magnÃfico ejemplo de lo que no se puede hacer al luchar por el turismo responsable.
Como recordarás, la edición latinoamericana de Hosteltur diario digital dedicó a lo largo de febrero amplia cobertura periodÃstica sobre las paralizaciones y manifestaciones polÃticas que afectaron seriamente al Cusco como destino turÃstico.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo con lo que habéis escrito los dos. Es cierto que en los paÃses latinoamericanos el Ãndice de delincuencia tiene un repunte importante, todo ello tiene su vertiente en que son áreas que han empezado a prosperar prácticamente ayer, existiendo todavÃa mucha desproporción entre ricos y pobres. No obstante tiempo al tiempo, ya que el turismo puede proporcionarles un salvavidas con el que ir proserando poco a poco y, una vez que se hayan asentado más las economÃas, se podrán equiparar con otros paÃses considerados desarrollados.
No olvidemos que España no hace mucho tiempo todavÃa se hallaba en vÃas de desarrollo y hoy en dÃa se encuentra en una buena posición.
Aunque no tenemos que olvidar algo que los paÃses de Latinoamérica tienen y que los paÃses más desarrollados han ido perdiendo en detrimento del desarrollo industrial: ese sentimiento de calor humano, apego a la familia y en fin, podrÃa decirse que se va perdiendo algo de humanidad en aras de la tecnologÃa.