Los políticos catalanes siguen muy preocupados por el futuro de la nueva terminal del aeropuerto de Barcelona-El Prat. Me parece normal que lo estén porque se trata de una infraestructura fundamental para el desarrollo de Barcelona y de toda Catalunya. Pero lo que ya no parece muy lógico es que traten de influir sobre la decisión de qué aerolíneas operarán en esa nueva terminal, porque el continuo movimiento de fusiones, absorciones y quiebras en el sector aéreo hace imposible predecir cómo será el mapa de la aviación comercial en España dentro de 12 meses. ¿Quién será el propietario de Iberia? ¿Lufthansa? ¿British Airways? ¿Se habrá formalizado la compra de Spanair por parte de Iberia? ¿Se fusionarán Clickair y Vueling? ¿Seguirá Air Europa siendo una aerolínea independiente? Demasiada incógnitas como para apostar por una aerolínea o por la otra. Mucho más preocupante, en cambio, me parecen las dos cuestiones que comento a continuación. En primer lugar, la torpe decisión de que el AVE no llegue al aeropuerto directamente, sino con un previo transbordo en la estación de El Prat. Un craso error que en futuro pagaremos a precio de oro. Fue una decisión que se tomó por un mal entendido sentido de la política, con la única y exclusiva intención de contentar al alcalde de El Prat. Puede que el alcalde haya quedado satisfecho, pero debe saber que su satisfacción es un atentado contra los intereses del aeropuerto, de los viajeros, de Barcelona y de toda Catalunya. Si de verdad aspiramos a que el aeropuerto de Barcelona sea un hub hay que dar facilidades a los pasajeros y a las aerolíneas y no ponerles trabas. No me imagino a un viajero del sur de Francia prefiriendo volar desde Barcelona si tiene que arrastrar su equipaje en una estación intermedia de tren. ¡Qué sorpresa se van a llevar algunos políticos cuando se enteren de que la gente viaja con maletas, especialmente en los viajes transcontinentales! Ahora sólo falta que a la estación de intercambio le pongan unas cuantas escaleras, para hacer el transbordo más llevadero. El otro asunto que me preocupa, y mucho, es el de la entrada en funcionamiento de la terminal. Ese día Barcelona se la juega a cara o cruz. O todo sale impecable o el aeropuerto quedará marcado. Todo tiene que salir perfecto. Pero las dos últimas experiencias parecidas que ha habido en el mundo mundial no han sido precisamente un éxito, sino una catástrofe. ¿O es que ya nadie se acuerda de lo que pasó con la terminal 4 de Madrid-Barajas? Llamarlo caos es un puro eufemismo. Pues, para los que tengan mala memoria, les recuerdo lo que ha pasado muy recientemente con la inauguración de la Terminal 5 del aeropuerto de Londres-Heathrow. Otro caos. Espero que el director del aeropuerto de Barcelona haya tomado buena nota de lo que pasó en Madrid y de lo que ha pasado en Londres. Si, me refiero a ese director en el que están pensando. Ese que en julio de 2006, haciendo dejación de sus funciones, permitió que los trabajadores del servicio de tierra de Iberia invadieran las pistas, las tomarán por la fuerza y secuestraran a miles de pasajeros. Ese que permitió que el caos se apoderara de los cielos europeos. Ese que nunca presento la dimisión. Que Dios nos coja confesados. Yo cumplo con avisarles de lo que puede pasar.
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THE TRAVEL WIZARDComentarios y opiniones de alguien que no es del sector pero que lleva más de 30 años viajando por motivos de trabajo
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