LA CULTURA NO EXISTE SINO A TRAV脡S DE LA MEMORIA.
La memoria de los pueblos, es objeto de controvertidos debates, gener谩ndose permanentemente grandes tensiones entre la memoria particular de los distintos actores sociales.
La otra cara de la memoria es el olvido que nunca es inocente, porque la manipulaci贸n de esta variable produce amnesia selectiva, siempre manejada por aquellos sectores que controlan los resortes del poder en nuestras comunidades, distorsionando seg煤n sus intereses y conveniencias la realidad cultural de todos. Por lo que es fundamental pensar y repensar la relaci贸n entre memoria y pol铆tica cultural en todo proceso de construcci贸n de memoria colectiva.
En el D铆a del Patrimonio, que en realidad son dos por ser siempre en fin de semana, cargado de festejos tanto a nivel Nacional como Departamental, se homenajea a una personalidad, pero en realidad es la fiesta de la memoria y el orgullo nacional sin banderas partidarias ni pol铆ticos.
En palabras muy sencillas es 鈥渇undamentalmente de reafirmaci贸n de nuestra cultura e identidad; y eso le pertenece a toda la naci贸n, a todos los uruguayos vivan en la ciudad o en el campo鈥 y es extensible a cualquier pa铆s del mundo civilizado.
Identidad implica algunos conceptos esenciales, el primero de ellos, el de la pertenencia.
La forma de relaci贸n de las comunidades con su propia cultura marca claramente el eje de esa identidad, y si la identidad pretende ser abarcante y si la identidad busca en definitiva, comprender a todo el conjunto de la sociedad, DEBE SER PLURALISTA.
La identidad debe ser concebida como un elemento din谩mico no como un elemento est谩tico, congelado en el tiempo sino en permanente creaci贸n, en permanente gestaci贸n.
Por lo tanto ese sentido de din谩mica implica al mismo tiempo otro criterio que es el de la participaci贸n, es decir el compromiso de cada uno de nosotros en la concreci贸n de esa identidad.
Podemos, y debemos, entender que hay identidades individuales pero cuando hablamos de la identidad vinculada con el Patrimonio, estamos hablando fundamentalmente de una identidad que trasciende la actitud individual, es decir que es personalista.
Es aquella forma de relaci贸n donde cada uno de nosotros SE POTENCIA EN LA PROYECCI脫N DEL ORDEN SOCIAL.
Es la que nos trasciende de individuos a personas.
La arquitectura, sobre la cual deseo pivotear el eje de esta visi贸n de la identidad, constituye un documento hist贸rico absolutamente excepcional, ya no es la carta o el papel escrito que siempre dir谩, m谩s all谩 de las interpretaciones que queramos darle, estrictamente lo que all铆 est谩 escrito.
La arquitectura nos habla, no solo de c贸mo fue concebida en el origen sino como fue modificada a trav茅s del tiempo por la sociedad, como cambiaron los usos, las funciones, como cambiaron los valores simb贸licos y de relaci贸n. De tal forma, que si nosotros somos capaces de una lectura inteligente de la misma podemos entender en la arquitectura los cambios de los modos de vida, las transformaciones de la sociedad, las formas de relaci贸n entre las culturas y las comunidades.
Por ello la arquitectura constituye un testimonio fundamental de esa identidad, un testimonio que, en definitiva, nos est谩 expresando a trav茅s del tiempo esa posibilidad de una lectura clarificada.
Bien dicen que si 鈥渆l ladrillo鈥 aport贸 la tradici贸n, fue el ingenio del profesional quien dio a luz la innovaci贸n. Y ah铆 aparece el Hombre. El Arquitecto. Su profunda sensibilidad humana y su gran capacidad de percepci贸n hicieron de su obra una perfecta adecuaci贸n a las necesidades hist贸ricas, sociales y econ贸micas del pa铆s y su gente. Con plena conciencia, edific贸 su obra en base a las tradiciones y las restricciones propias del lugar y la 茅poca.
La visi贸n generalizada al hablar de Patrimonio por fortuna est谩 cambiando, de ese car谩cter 煤nicamente antiguo, el concepto de la antig眉edad, 鈥渓o hist贸rico鈥, concebido tambi茅n en una visi贸n reductiva desde la perspectiva de una historia oficial basada esencialmente en las figuras de los pr贸ceres, los h茅roes, las batallas, los acontecimientos de orden pol铆tico 鈥 militar que determinaron la configuraci贸n de esa primera l铆nea de patrimonio.
Incorporar el siglo XIX y XX como tambi茅n al XXI a nuestro Patrimonio, presupone cambiar en esta din谩mica, el criterio de apreciaci贸n y por ende pasar de lo hist贸rico a la idea de Patrimonio Cultural.
Es darle un sentido mucho m谩s amplio, que englobe adem谩s las otras manifestaciones de esa identidad, las migraciones, las formas de organizaci贸n, las transformaciones de car谩cter urbano, es decir en definitiva todo lo que manifieste nuestra cultura y la identidad diversa, variada y rica de los Orientales.
Nosotros somos los indios, somos los criollos, somos los gringos, somos los inmigrantes de las distintas nacionalidades.
驴Nos falta identidad? NO.
NOS SOBRA IDENTIDAD.
Si asumimos este criterio abarcante de identidad y pasamos de lo hist贸rico a lo cultural, que nos permite entender que es patrimonial, obviamente veremos como tal desde una estaci贸n de ferrocarril a un abandonado molino, una comida tradicional, la m煤sica y las diferentes formas de expresi贸n.
Por lo mismo, lo dicho al principio: La otra cara de la memoria es el olvido que nunca es inocente.
El Barrio Hist贸rico de Colonia del Sacramento es Patrimonio Cultural de la Humanidad, ese es su titulo Oficial.
Se tuvieron presentes, fundamentalmente los criterios del apartado Lugares o Sitios, de la Convenci贸n de la UNESCO, por: 鈥渟er un ejemplo sobresaliente de un tipo de edificaci贸n, un conjunto arquitect贸nico o un paisaje que ilustre una o varias etapas significativas de la historia humana鈥.
Todo el Departamento de Colonia tiene valores excepcionales de car谩cter patrimonial, hist贸ricos, culturales y naturales. Colonia del Sacramento sin su entorno es inimaginable.
Por todo esto y como todo tiene que ver con todo, en homenaje al Arq. Miguel 脕ngel Odriozola, Alma Mater de la reconstrucci贸n coloniense, para que la memoria est茅 completa levanto una copa a su salud tambi茅n.
Alberto 鈥淭ITO鈥 Pintos.
Gu铆a de turismo Hist贸rico 鈥 Cultural
titopintoscolonia@gmail.com