Me he encontrado este artÃculo tan tan divertido por internet. Me ha encantado, aunque no esté de acuerdo con absolutamente todo lo que dice, sobre todo algunas cosas del principio.
Que lo disfrutéis.
Pablo Motos 15/06/2007Â
Cada época tiene sus manÃas. A los romanos les gustaba ver a los leones arañando el culo a los cristianos. A los chinos les encantaban los jarrones, como a los falleros. Y ahora, lo que nos gusta es viajar. Viajar a cualquier lado. Lo mismo nos da ir a Abrazamoscas que a San Petersburgo. El caso es tener el culo en movimiento como Shakira. Por eso Shakira viaja tanto. Yo creo que, por mucho que lo digan los poetas, viajar no le gusta a nadie. Lo que nos gusta es llegar al destino, pero el viaje es un tostón.
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Durante los viajes en grupo no se puede ofender a la gente del paÃs. Cuidado, se ofenden pronto: "¡Vamos, amigo, prueba nuestro yogur caliente de perro!"
Viajar consiste básicamente en llevarse una maleta llena de ropa limpia para traerla sucia. Todo el mundo dice que viajando se aprende; pero, para ser sinceros, viajar lo que de verdad produce es estreñimiento. Al salir de tu casa, el culo se cierra en banda y no suelta prenda. Por eso en los aviones hay más puertas de emergencia que váteres. Y en los hoteles lo saben, por eso lo que se gastan en toallas lo ahorran en papel higiénico. Siempre está empezado y con un piquito doblado, que debe de ser la firma del último estreñido.
Además, no hay nada más triste que un aeropuerto. En los aeropuertos no se rÃe nadie. Ves a la gente seria, tirada en los sillones o despidiéndose con lágrimas, rodeada de bultos. Parece que, en vez de iniciar un viaje, les fueran a operar de la vesÃcula. Que, por cierto, ésa serÃa una utilidad de los viajes largos. Ya que estás tan aburrido y tan incómodo, esos viajes se podrÃan aprovechar para operarte de algo. En vez de zumo, un trapo con cloroformo, de forma que cuando llegaras a Cancún, además de no tener jet lag, llegarÃas a tu destino con un lifting, una liposucción y tres riñones, que en Cancún te van a hacer falta con la barra libre.
En el avión, todo está preparado para jorobarte. ¿Por qué cuando despegas y aterrizas hay que plegar la bandejita? "Huy, gracias, por si acaso hay un accidente y morimos todos, al menos que no se me derrame el café en los pantalones. Tendré una muerte digna". Y también hay que poner el respaldo recto; para que el de atrás pueda plegar la bandejita, debe de ser... O eso, o para morir incómodo. Claro, que si te agobias siempre puedes conectar el aire acondicionado, ese chorro potente y direccional que te permite tener tres centÃmetros de la cabeza muy frÃos... Hay gente que con este sistema se ha quitado las verrugas de la nuca. Asà que, si os encontráis una gominola en un avión, mejor no os la comáis.
Luego hay que reconocer que el cinturón de seguridad tampoco es que sea la leche. El tren de la bruja de la feria de mi pueblo tiene un sistema bastante más elaborado. Claro que en mi pueblo son tan impredecibles que lo ponen para que nadie pueda pegar a la bruja.
Ahora la cosa es comprar los billetes por Internet, en las agencias de viaje de Internet, un sinónimo de "no trabajar". Por Internet puedes, por ejemplo, alquilar una casa en el monte para hacer turismo rural. Hay que explicar un poco lo que es el turismo rural, que no es que un paleto vaya a la ciudad, es más bien al revés. Vas tú donde el paleto para que se rÃa de ti. El lugar es una casa en ruinas al precio de un loft en Manhattan. A cambio, las vistas a través de las mosquiteras son preciosas. Menos mal que siempre puedes contratar unas excursiones que consisten en subir a una montaña para ir a una fuente donde el agua sale superpura. Pero descubres que no la puedes beber, porque está tan frÃa que si le das un trago te duele la cabeza toda la tarde.
Hay gente con gingivitis que ha perdido los dientes por el agua pura. Por eso la gente de los pueblos, en general, tiene tan pocos dientes. Recuerdo que una vez fui a beber de un agua muy pura en una montaña. Y venga a beber, y venga a beber... Y luego me enteré de que los del pueblo lavaban los pañales arriba? Y en el pueblo no habÃa niños. Misterios de los viajes.
Si el turismo rural no es lo tuyo, siempre te puedes apuntar a un viaje en grupo, que es divertidÃsimo. Vas con unas personas a las que no conoces de nada, pero de repente es ¡tu grupo! Todos seguÃs al señor del paraguas, porque él es tu único contacto con la realidad, y crees que si pierdes al señor del paraguas vas a morir, porque es el único que sabe frases clave para espantar a los que piden dinero, en varios idiomas.
Pero lo peor de los viajes en grupo son las amenazas. Se pasan todo el rato amenazando: "Ahora vamos a parar aquà 20 minutos. ¡Pero si en 20 minutos no estáis, nos iremos y os dejaremos abandonados aquÃ, en Kurcijistán! ¡Donde los hombres son violentos, y puntuales!".
En estos viajes se suele ir en autobuses que se caracterizan por tener un vÃdeo sin tracking y un micrófono con el que no se entiende nada: "Y no se pierdan aquà la excelente visión del majestuoso Sdlkjsfdkfj, en la que es muy fácil ligar si se entra con un dñalskdsdf; las mujeres se les tirarán a los brazos y les harán un ñlsjsdfkj". Aquà también te suelen amenazar: "¡Pero cuidado con las mujeres de Kurcijistán, porque si usted hiciera algo como sdkfjlkajsd, al bajar del autobús les esperarÃa una muerte lenta y dolorosa!".
Eso sÃ, lo que no se puede hacer en estos viajes es ofender a la gente del paÃs. Y cuidado, porque se ofenden pronto: "¡Vamos, amigo, prueba nuestro yogur caliente de perro...! ¡Si tú no pruebas, tú ofendes a toda mi familia! Y ahora dale un beso al señor del herpes gigante, que se le ha muerto la cabra..., está triste. ¡Vamos! ¡Besa en la boca y acaba el yogur de perro, que eso frÃo no hay quien se lo trague!".
Si no quieres estas incomodidades, siempre puedes hacer el turismo sin turismo, conocido como "los hoteles con pulsera". El reclamo no puede ser mejor: comer y beber hasta reventar. Este turismo suelen elegirlo los recién casados, con el siguiente pensamiento: ¿para qué nos vamos a esperar hasta los 40 para ponernos gordos si en una semana podemos ver cómo será nuestro futuro? Y tú, que te habÃas casado con una chica monÃsima, vuelves a España con la Bruja AverÃa, oliendo a aguacate y con la cabeza llena de trenzas. A cambio, tú vuelves tan gordo y con tan poca movilidad que te tiene que limpiar el culo un pájaro.
Los que más ganas tienen de viajar son los jóvenes, porque es lo más parecido a irse de casa que pueden hacer. Para estos menesteres, los Gobiernos han inventado una cosa que se llama
Interrail. En esta modalidad, el reto consiste en irse lo más lejos posible y conseguir volver sin haber gastado dinero. Cuando vuelve alguien de Interrail le preguntas: "¿Qué has comido en Austria?". "Chóped"... "¿Y en Checoslovaquia?". "Chóped"... "¿Y en Kurcijistán?"... "Yogur de perro, que, si no, se enfadan".
Ligar en el Interrail es complicado. Normalmente se liga con chicas que también están de viaje, con lo cual ya no te fijas en si es guapa o no. Es más importante cuántos dÃas lleva sin ducharse. ¿Y qué le ofreces a una chica en esa situación? No es fácil: "Eh, guapa... Si quedas conmigo, que sepas que hay una lata de mejillones que tiene tu nombre. ¿Y qué te parecerÃa un poco de agua... potable?".
Está claro que el Interrail triunfa más por la fama que tiene que por lo que es en realidad, que te dicen: "Vete a Noruega. Allà los españoles pillan cacho todos, es llegar y te bajan los pantalones". Y llegas allà y te ves solo con tu amigo El Chapas, que entre los dos tenéis seis euros, en una estación que está en un descampado, y, efectivamente, te quitan los calzoncillos, el chorizo y la faltriquera con el pasaporte que te cosió tu madre al forro de los bermudas. Y tú, mientras, piensas: qué bien estarÃa en Torrevieja con mis padres comiendo paella de Paellador, abrasándome el culo en el asiento y con los codos ardiendo en esas mesas como de espejo, el mejor invento de los bares de costa.
Pero de todas las formas que hay de hacer turismo, la más extrema es el turismo en pareja. El viaje es muy diferente si lo haces con un rollete o si lo haces con la pareja estable. Con la pareja estable es como si estuvieras haciendo la mili. Madrugas más que cuando vas a trabajar porque no te puedes perder el desayuno. Si vas con un rollete y te pierdes el desayuno da igual, te tomas un café por ahà o vas directo a la cerveza. Pero la pareja estable lleva un plan de viaje que ella ha preparado durante seis meses: se ha metido en todos los foros de Internet y se ha subrayado con fosforito la guÃa de El PaÃs Aguilar. Algunas llevan tatuado en el pecho los itinerarios que hay que seguir, como el de Prison Break.
Y es mucho peor si la pareja viaja en coche, porque eso ya es un no parar de discutir. Antes se discutÃa porque, cuando te perdÃas, ella te decÃa: "Para y pregunta". Ahora lleváis GPS, pero la mujer, en general, no cree en los aparatos. A ella le gusta desplegar el plano, metértelo en un ojo, taparte toda la visibilidad, y luego lo dobla mal y queda más gordo que El código Da Vinci y no cabe en la guantera, asà que lo tira al asiento de atrás con el resto de porquerÃas que ha ido tirando: una bolsa de patatas, unas chanclas, los periódicos, el pareo, una piedra de recuerdo, una manzana que ha cogido del hotel (por si le daba hambre), botellas de agua de varios dÃas (calentita y con olor a plástico)... Llevas el coche de tal manera que, si lo aparcas mal, no sabes quién se lo va a llevar antes, si la grúa o el camión de la basura.
No es que yo esté en contra de los viajes en pareja, pero si viajas con pareja estable vuelves con más estrés del que tenÃas. ¿De dónde sacarán esa energÃa las mujeres en los viajes? Son como Carlinhos Brown después de tomarse la pócima de Astérix. No se les puede quedar una iglesia por ver. Ella tiene que ir a todos los sitios que le han recomendado sus amigas y a todos los que ha leÃdo en las revistas: el vermú, en Via Veneto; comer fettuccini, en el Trastevere, y el capuchino, en la Piazza Navona. Y le tienes que hacer una foto con el móvil tomándose el capuchino para que se la mande a todas sus amigas. A ti no te hace falta la foto para acordarte del capuchino. Con lo que te clavan, no se te olvida en la vida.
No podéis parar ni a echaros la siesta porque ella quiere ver todas las piedras del Foro. Y te va leyendo a quién pertenece cada pedrusco: "Ésta es la casa de Trajano, ésta es la de Plinio el Viejo, ésta es la de Tito Livio...". Que te dan ganas de preguntar: "¿Y la de Torrebruno?, ¿a que ésa no te la sabes?".
Pero aunque el turismo en pareja es el más extremo, no es el peor. El peor turismo del mundo es el que haces cuando eres niño, que te da igual donde te lleven porque tú sólo miras el suelo? Y además no decides nada: a los sitios guays para ver, tus padres no quieren entrar. El Museo de la Tortura suele ser un sitio polémico, que al final tu padre te lleva, y se oye a tu madre desde fuera: "¡Blablablá irresponsable, blablablá no está preparado, blablablá!"... Y cuando sales de ahà estás flipao. Con seis años, y ya sabes utilizar el verbo empalar. ¡Y eso también es cultura, hombre!
En fin, feliz verano, disfrutad de vuestros viajes, y si tenéis que cometer un delito, esperaos a la vuelta, que las cárceles del extranjero son horribles y además no te entienden cuando les gritas: "¡No, por favor!".
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http://www.elpais.com/articulo/paginas/turista/grunon/elpepusoceps/20070617elpepspag_7/TesÂ
Está claro que se trata de un gran análisis y de que el tema está tratado con humor. El humor permite desarrollar ideas con las que ni el autor está de acuerdo, como creo que sucede aquÃ. Porque de estar de acuerdo con la mayorÃa de las cosas que dice él mismo, significarÃa que lamentablemente Pablo Motos tiene una visión muy pobre de lo maravilloso que es viajar. Me ha llamado la atención su visión de que el viaje es un tostón, cuando a mà me parece un momento emocionante. Por otra parte, el conjunto de la descripción está relacionada con la vanalización de los viajes a la que hemos llegado, ahora que están al alcance de todos (algo de esto he leÃdo en algún blog de esta comunidad). Hay muchos que parece que viajan para poder contar que han estado en tal lugar y otros porque es una opción más de algo que hacer en su periodo de vacaciones. A estos supongo que va dirigido este artÃculo, y se lo tomarán muy en serio.
Saludos
banalización, mejor dicho. Qué despiste!
Blanca, es muy bueno. No se deja ninguna modalidad de viaje, verdad? Me recuerda un poco el estilo de Bill Bryson, que en sus libros de viajes ofrece siempre la versión simpática y caótica de los lugares y las gentes que conoce.
Muy divertido. Está bien que, de vez en cuando, te hagan ver las cosas de otra forma. Un monólogo muy risiente. ¿De verdad alguien puede decir que no ve algo que le haya pasado a él en todo esto?.