Blog del grupo ANECDOTARIO TURISITICO

´Ramón. MUnchas gracias por las anécdotas. Me he reido muy agusto, de verdad. Que grandes momentos, en los que lo difícil es contener la risa. Si que son entrañables, a la par que desternillantes. Me han parecido geniales.
Y también me parece que no tiene preciolo de conseguir los abuelos el que bizarros guías y demás profesionales con muchas conchas, se dieran de baja por ansiedad. He conocido algunos de esos grupos, y la verdad es que vas de la risa al llanto con una facilidad pasmosa. Por favor, no dejes de escribir algunas más algún día.

Qué geniales son las anécdotas. Yo en mis prácticas tuvimos a un grupo igual, pero la guía se encargaba de todo. Sin embargo sí vimos a algún que otro jubilado destacar por su picardía o por su mala leche (imagínate que tengan que compartir habitación dos señoras que se habían peleado en el viaje, menudo lío se armó en la recepción, jejeje).

Yo también espero más, que esto es para escribir un libro.

Hola Ramon, gracias por poner esas anecdonas divertidas. La verdad es que trabajar en un hotel y en la recepcion, para mi, aparte de ser un trabajo bonito, tambien es divertido. Yo tambien tengo varias anecdotas, divertidas y tambien algunas desagradable. La verdad tengo para escribir varios tomos, jaja.
Felicidades, me ha gustado, un saludo
Fernando

Muy buenas anécdotas. Es cierto, la tercera edad tiene esas cosas. No sé si conocéis un programa que hace TVE que se parece a mi cámara y yo. Pues el que yo vi iba precisamente de los viajes del IMSERSO y tenía escenas divertidísimas.

bueeenooo, yo huyo de la 3ª edad!!! yo he trabajado como guia del imserso, durante mi segundo año de carrera y me tiraba de los pelos, jejejejejeje tengo muy poca paciencia señores que se le va a hacer...
Recuerdo un viaje que hicimos en el que yo no hacía más que repetir: por favor siéntense que si les pasa algo les tenemos que dejar en el centro de salud más próximo. Al final uno tropezó salio disparado hacia el conductor y le sacamos la maleta dejandole en le centro de salud. Y una mujer diciéndome: pero cómo le vas a dejar en el centro de salud??? que mala persona eres!!!. Yo llamando a los teléfonos que me habían dado para esos casos y me dijeron que si yo ya había avisado por megafonia (o como se diga) el seguro no les cubría, que tramitara todos los papeles y a Madrid. A la cuarta vez que la señora me dijo lo mismo gritando en el bus llame de nuevo a la señorita que me informó por teléfono, puse el manos libres y le micro pegado al teléfono.... y no veas lo calladitos y sentaditos que estuvieron todos!!!!!!
Pero eso si... la fama que me gané..."oiga señorita es Ud. la que dejó tirado a mi amigo en le centro de salud hace dos meses?"
queda dicho no???jejejejejeje

Hola Ramón. Gracias por este post, hay anécdotas tuyas geniales!. Como recepcionista en Salou, tuve la oportunidad de conocer este segmento que tantas emociones nos genera... .
Una vez cayó una pareja de viejitos holandeses (no me acuerdo exactamente, pero alrededor de 80 ambos), que de entrada nos llamaron la atención. Ella altísima y flaca. El petisito y flaquito también. Mucho pelo ambos. Pleno julio, llegaron a la recepción con una maleta enorme que arrastraba él, y vestidos con chaquetas de lana. ! . La ropa parecía de segunda mano, mal combinada y pretendiendo lucir elegante con el toque de la chaqueta, cuando esa prenda no hacía más que resaltar "lo fuera de lugar" que estaba. Venían con voucher y no hablaban inglés ni español, y ante mi desconocimiento de holandés, procedí, como había aprendido con los rusos, a los dibujitos y a la mímica. El Pictionary a full!. Lo divertido era ver cómo se trataban entre ellos. La viejita lo sermoneaba a él y para pedir algo; después de haber recibido "instrucciones", el viejito se acercaba a recepción y manifestaba su deseo. Al principio, yo hasta los evitaba, dejándolos que los escuche mi compañera holandesa. Me daba pena cómo se vestían, cómo se trataban (ella a veces lo zamarroneaba agarrándole el hombro de la chaqueta, como a un chico!!), cómo parecían descolocados entre ascensores y tarjetas magnéticas. Al ver que se abría el ascensor y bajaban ellos, mi compañera me decía: "ahí vienen tus amigos".
Sin embargo, cada mañana que bajaban a desayunar saludaban, cada vez que les solucionábamos algo, agradecían y hasta se acercaban a hablar en holandés y a hacer chistes luego de la animación de la noche. Ya los empezaba a querer!.
Después de unos 10 días de tenerlos, llegó la hora de hacerles el check out. Al momento de entregarnos las tarjetas, el viejito se largó a llorar. Uf, se me partió el corazón de ternura y conteniendo las lágrimas los saludé con una sonrisa.
Fue una experiencia aleccionadora. ;-)
Saludos!

Vaimar, que guay. Lo mejor de las anécdotas, las tuyas, las de Ramón...., es que si os dais cuenta, aunque nos riamos, es raro que encontremos una en la qu eno haya algo de nosotros ahí pueso.
No esta mal que en este sector tan sufrido a veces, el corazón tenga un lugar interesante, verdad?

Hola a todos,
Una vez estaba en París con varios grupos que finalizaban un paseito en un Bateau Mouche . Cuando todos estaban ya en los buses, viene un compañero y me dice "me falta una pareja de abuelos”. Así que nos pusimos a buscarlos en los otros buses y nada. No aparecían. Decidimos ir al hotel. Al llegar en recepción teníamos una llamada de ellos. Se habían equivocado de bús, estaban en otro hotel y nos pedían que fuéramos a buscarlos. Hasta aquí todo normal, hasta que nos enteramos por el recepcionista del hotel al que fueron a parar que el autobús en el que se habían subido por error era de un grupo de japoneses.
Saludos,
Salva

jaaaaaaaaaaaaaajajajajajajajaja. Pobre gente. Debían llevar un buen susto. Los pobres debieron pensar que algo había cambiado en el autobus, pero no sabían muy bien que.
Salva, tienes que aparecer más por esta sección con tus propios posts. Tienes anécdotas geniales