De acuerdo a un reporte presentado en el World Travel Market, que esta teniendo lugar en Londres, América latina está invirtiendo en infraestructura de lujo para seducir a los viajeros locales e internacionales una vez que la crisis haya terminado.Â
Si bien siempre ha sido percibida como un destino económico, America Latina se esta preparando para tomar parte del mercado de lujo, dominado en la actualidad por America del Norte, Europa y Asia.
Esta comprobado que los viajeros ricos, gastan ocho veces mas que un turista promedio, pero este segmento constituye solo un 3% del total de viajeros.
Los hoteles continúan apostando a desarrollar estrategias de lujo en America Latina, debido a que la región ha resistido la crisis económica de mejor manera que otras áreas.
La baja penetración de marcas de lujo globales en América latina muestra el potencial existente para el crecimiento: solamente 8% de los hoteles pertenece a una cadena.
En Abril de 2009, Four Seasons anuncio la apertura de 3 hoteles en Brasil,  planificadas para el 2012 y con una inversión estimada de US$450 millón. Colombia, Perú, Panamá y Argentina están teniendo fuertes inversiones en el sector de hotelerÃa de lujo: Argentina tendrá en los próximos 2 años cinco hoteles de lujo, que sumaran 500 habitaciones mas a la oferta existente.
El reposicionarse como un destino de lujo será un desafÃo importante para América latina.La región necesitará mejorar su infraestructura rápidamente y ofrecer impecables niveles de servicio.
Sin embargo, América latina esta bastante bien posicionada para ganar una parte del mercado, debido a sus atracciones turÃsticas y estrategias promocionales.
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Mariana Alfaro
ask@marianaalfaro.com.arÂ
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Me parece una buena estrategia, aunque admito que por desconocimiento propio no sé hasta qué punto Latinoamérica puede sostener dicha estrategia. Es evidente que dentro del subcontinente existen muchas diferencias y no es lo mismo Argentina que Perú. Pero no obstante, de lo que sà estoy seguro es de lo que pueden ofrecer aquellos paÃses: una naturaleza exhuberante, zonas exóticas y un afán por lograr metas que ayuden a su desarrollo. Ahora bien, lo único negativo que se me ocurre al respecto es que de algún modo se creen guetos turÃsticos elitÃstas que por desidia, desinterés o mala organización de gestores polÃticos no acaben redundando en beneficio del resto de la población. Uno puede pasear por el barrio de Miraflores en Lima y desde luego no es un reflejo de lo que se ve en Pisco....por ello, si lo que se pretende es que con ese turismo de calidad el PIB aumente y por ende, se acometan reformas, mejoras (en esas infraestructuras de las que hablas, etc.) y demás actuaciones que finalmente lleven a una implementación de actuaciones en favor de facilitar la igualdad social, perfecto: adelante. Pero si se trata de crear "spots" aislados cual barrios de Miraflores, ajenos al resto....bien para lo que puedan disfrutarlo, pero mal en su aprovechamiento.
Insisto en que hablo desde mi humilde ignorancia del asunto, no obstante, Mariana, tú eres testigo de primera mano; ¿qué piensas al respecto?
Un saludo!!
Gracias Juan Miguel por el comentario.
Personalmente creo que el enfoque cambia dependiendo de la definicion de "lujo"...a que llamamos lujo?
Si el lujo se refiere a replicar modelos hoteleros de otros continentes, a resorts diseñados especialmente para extranjeros, en donde lo local no tiene acceso...entonces, terminamos teniendo guetos en donde la cultura local no es tenida en cuenta, y la interaccion con la poblacion local, como asi tambien el efecto multiplicador del turismo termina siendo escaso o nulo.
Totalmente de acuerdo. No obstante, cualquier definición de lujo lleva implÃcito el concepto de "exclusividad" y este concepto no está muy lejano del término "excluyente". Y ese es un tema delicado: entiendo que un destino de lujo, por su propia exclusividad sea excluyente (especialmente desde el punto de vista económico) en su disfrute. Ahora bien, no dependerá tanto de los gestores turÃsticos sino de los polÃticos de turno y las leyes fiscales al respecto que el beneficio (no solo flujos económicos de pago, sino equipamientos, infraestructuras, además de valores intangibles) redunde en la sociedad. Si esto no se trata bien, se puede llegar a fomentar incluso más desigualdad de la existente y esto afectarÃa a largo plazo a la imagen del destino.