LA UE ADMITE QUE EL SISTEMA AÉREO EUROPEO NO FUNCIONA
LA VUELTA A LA NORMALIDAD SE CONSOLIDA EN TODOS LOS GRANDES AEROPUERTOS
BRUSELAS - Agencias
La Comisión Europea se inclina a permitir que los gobiernos compensen a las compañÃas aéreas.
Ahora que los aeropuertos europeos han regresado a la normalidad, se inicia una dura pugna para determinar quién paga la factura de la parálisis aérea y cómo se impide que vuelva a producirse. La UE ha reconocido que el fragmentado sistema aéreo tiene fallos que pagan los consumidores.
El cielo europeo recuperó ayer el aspecto de un dÃa casi normal con cerca de 28.000 vuelos programados. Entre ellos, 300 transatlánticos, que tenÃan previsto sortear la nube del volcán Eyjafjalla, en el sur de Islandia, volando por encima de ella, a 10.670 metros de altitud. Esta nube ha paralizado durante seis dÃas el tráfico aéreo y ha causado unas pérdidas para las compañÃas aéreas de 1.269 millones de euros. Esta cantidad equivale al 60% de las pérdidas que la IATA, la asociación internacional de lÃneas aéreas, habÃa calculado para todo este año.
La IATA quiere que los gobiernos europeos compensen a las compañÃas, igual que hizo Washington con las lÃneas estadounidenses a raÃz del cierre del espacio aéreo americano después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. La Comisión Europea estudia la propuesta y parece inclinada a aceptarla. A cambio de este gesto, Ryanair, que el miércoles habÃa abierto un frente contra el pago de comidas y hoteles a los pasajeros atrapados, se mostró dispuesta a respetar los derechos de los viajeros, que la obligan a asumir estos gastos.
La disputa, sin embargo, no se detendrá aquÃ. Mucho más importante que la factura es conseguir un modelo de gestión aérea que impida otra parálisis. La falta de buena información sobre la densidad de la nube y su trayectoria, unida a la fragmentación del espacio aéreo comunitario, está en la raÃz del problema, según ha señalado Giovanni Bisignani, presidente de la IATA. Muy enfadado con "la pobre toma de decisiones" por parte de los gobiernos europeos, Bisignani insistió en que el cierre se impuso siguiendo modelos teóricos yno comprobaciones empÃricas. De hecho, los vuelos de prueba realizados por las compañÃas demostraron que era bastante seguro volar en zonas de baja contaminación y que, además, era posible establecer corredores alrededor de la nube.
Que los gobiernos comunitarios no abrieran estos corredores es un misterio del que España, como presidenta de turno de la UE, serÃa en parte responsable.
Helen Kearns, portavoz de la UE, reconoció que la nube volcánica ha puesto en evidencia serios fallos en el sistema de control aéreo europeo, "un mapa muy fragmentado" por el que "consumidores y empresas han pagado un alto precio" estos dÃas.
El espacio aéreo comunitario está dividido en 27 redes nacionales (una por Estado) y más de 650 sectores. Se gestiona desde 60 centros de control. El espacio aéreo estadounidense gestiona el doble de vuelos que el europeo a un coste similar con una estructura más simple y sólo 20 centros de control.
La UE tiene previsto adoptar en el 2012 un plan de cielo único (el Single European Sky), que España ha bloqueado durante años porque incluye Gibraltar.
La Comisión Europea se inclina a permitir que los gobiernos compensen a las compañÃas aéreas.
Ahora que los aeropuertos europeos han regresado a la normalidad, se inicia una dura pugna para determinar quién paga la factura de la parálisis aérea y cómo se impide que vuelva a producirse. La UE ha reconocido que el fragmentado sistema aéreo tiene fallos que pagan los consumidores.
El cielo europeo recuperó ayer el aspecto de un dÃa casi normal con cerca de 28.000 vuelos programados. Entre ellos, 300 transatlánticos, que tenÃan previsto sortear la nube del volcán Eyjafjalla, en el sur de Islandia, volando por encima de ella, a 10.670 metros de altitud. Esta nube ha paralizado durante seis dÃas el tráfico aéreo y ha causado unas pérdidas para las compañÃas aéreas de 1.269 millones de euros. Esta cantidad equivale al 60% de las pérdidas que la IATA, la asociación internacional de lÃneas aéreas, habÃa calculado para todo este año.
La IATA quiere que los gobiernos europeos compensen a las compañÃas, igual que hizo Washington con las lÃneas estadounidenses a raÃz del cierre del espacio aéreo americano después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. La Comisión Europea estudia la propuesta y parece inclinada a aceptarla. A cambio de este gesto, Ryanair, que el miércoles habÃa abierto un frente contra el pago de comidas y hoteles a los pasajeros atrapados, se mostró dispuesta a respetar los derechos de los viajeros, que la obligan a asumir estos gastos.
La disputa, sin embargo, no se detendrá aquÃ. Mucho más importante que la factura es conseguir un modelo de gestión aérea que impida otra parálisis. La falta de buena información sobre la densidad de la nube y su trayectoria, unida a la fragmentación del espacio aéreo comunitario, está en la raÃz del problema, según ha señalado Giovanni Bisignani, presidente de la IATA. Muy enfadado con "la pobre toma de decisiones" por parte de los gobiernos europeos, Bisignani insistió en que el cierre se impuso siguiendo modelos teóricos yno comprobaciones empÃricas. De hecho, los vuelos de prueba realizados por las compañÃas demostraron que era bastante seguro volar en zonas de baja contaminación y que, además, era posible establecer corredores alrededor de la nube.
Que los gobiernos comunitarios no abrieran estos corredores es un misterio del que España, como presidenta de turno de la UE, serÃa en parte responsable.
Helen Kearns, portavoz de la UE, reconoció que la nube volcánica ha puesto en evidencia serios fallos en el sistema de control aéreo europeo, "un mapa muy fragmentado" por el que "consumidores y empresas han pagado un alto precio" estos dÃas.
El espacio aéreo comunitario está dividido en 27 redes nacionales (una por Estado) y más de 650 sectores. Se gestiona desde 60 centros de control. El espacio aéreo estadounidense gestiona el doble de vuelos que el europeo a un coste similar con una estructura más simple y sólo 20 centros de control.
La UE tiene previsto adoptar en el 2012 un plan de cielo único (el Single European Sky), que España ha bloqueado durante años porque incluye Gibraltar.
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