Por fin llegó la Copa del Mundo de Fútbol a un país africano. Es sin duda un hito histórico y en principio una oportunidad para consolidar el desarrollo de Sudáfrica, dinamizar su oferta turística y enseñarle al mundo cómo es su modelo de turismo responsable, término que se acuñó precisamente en Sudáfrica como resultado de la Conferencia de Ciudad del Cabo sobre turismo responsable, evento paralelo a la Cumbre de la Sostenibilidad de Johannesburgo en 2002.
El gobierno sudafricano declaró cuando ganó la candidatura que el Mundial de Fútbol 2010 sería el más sostenible hasta la fecha, inspirándose en la preocupación del Comité Olímpico Internacional que desde los juegos de Lillehammer en 1994 incorporó este factor como importante a la hora de decidir la sede de los juegos (y que hoy en día se ha convertido en clave) y en los esfuerzos de Alemania en 2006 para hacer del mundial un evento lo más verde posible a través del programa Green Goal.
¿Cuáles han sido las propuestas del gobierno y los objetivos alcanzados?
¿En qué medida han contribuido otros países en la colaboración con este objetivo?
¿Qué han hecho las líneas aéreas para colaborar en esta iniciativa?
¿Se ha dado a conocer este aspecto suficientemente a nivel internacional?
Los medios coinciden en resaltar que el programa y la petición internacional para la formulación de proyectos de compensación de emisiones de CO2, una de las mayores preocupaciones en la designación Sudáfrica como anfitrión, ha llegado demasiado tarde, ya que la campaña se inició en noviembre de 2009. De los proyectos presentados se seleccionaron 4, pero a día de hoy no ha sido posible evaluar la viabilidad real de los mismos. En total, las emisiones de carbono que producirá el mundial se calculan en 2.75 millones de toneladas de CO2, 9 veces más que el mundial de Alemania en 2006 y 2 veces más que los juegos de Beijing. Solamente el impacto generado por el tráfico aéreo doméstico se estima en 900.000 toneladas para traslado de los fans entre las 9 sedes, muy distanciadas entre sí. Si a esto añadimos que la mayor fuente de energía en el país sigue siendo el carbón, las cuentas son bastante sencillas y los objetivos difíciles de alcanzar.
Parece deducirse que han sido las ciudades sede las que han trabajado individualmente en sus programas medioambientales, con las limitaciones que conlleva no haber tenido un plan coordinado por el gobierno de Sudáfrica y la FIFA desde la adjudicación del mundial.
Sin embargo, sí se puede tomar nota de muchos de los programas finalizados desde que en 2008 Ciudad del Cabo, lanzó su programa Green Goal 2010, elaborado por KAS (Konrad Adenauer Sitftung), el ayuntamiento de Ciudad del Cabo y el gobierno regional de Western Capetown y ejecutado por la ONG SEA (Sustainable Enenergy Africa). La gran novedad con respecto a Green Goal 2006 en Alemania, es que este programa se planificó e implementó a través de una gran firma consultora, pero este plan ha sido resultado de la colaboración de las entidades mencionadas, dejando un gran protagonismo a los stakeholders locales. Se identificaron un total de 41 programas de acción transversal en 9 áreas clave: energía y cambio climático (reducción de emisiones de CO2), optimización en la gestión de agua potable, gestión integral de residuos, movilidad y transporte sostenible, paisajismo y biodiversidad, arquitectura sostenible, turismo responsable, sensibilización medioambiental y monitoreo de datos e indicadores.
Los programas estrella son la modernización del sistema de transportes, que permitirá garantizar que el 50% de visitantes y población local pueda acceder en autobuses ecoeficientes al estadio de Ciudad del Cabo, se ha ampliado y mejorado el servicio de shuttle entre el aeropuerto y los estadios, se ha construido un extenso anillo de carril bicicleta alrededor del estadio, se ha creado una etiqueta para promover el turismo responsable entre los alojamientos de la ciudad para conseguir un mínimo de medidas de ecoeficiencia en sus prácticas, la Green Stay SA, se ha diseñado un mapa interactivo de localizaciones sostenibles (negocios, parques, hoteles, proyectos medioambientales y sociales, etc) con más de 360 sitios, se ha invertido grandes cantidades de dinero en la plantación de árboles autóctonos. En fase de construcción se ha quedado el ecocentro situado junto a Green Point y las auditorías y consultorías dedicadas a la inspección de los estadios de fútbol han sido negativas por haber sido realizadas una vez que los proyectos de remodelación estaban ya en marcha. Es importante el nivel de transparencia de las autoridades locales al publicar en su página web 2 auditorías realizadas en la fase inicial y final del proyecto Green Goal.
En el resto de ciudades sede ha sido muy limitada la acción de Green Goal. En Johannesburgo la Agencia de Cooperación alemana invirtió 50 mill. € para la creación de un servicio de transportes público eficiente, inexistente hasta ahora en la ciudad y ha habido varias campañas de plantación de árboles autóctonos y limpieza de residuos en los slumbs de Soweto promovidas a través de acciones de voluntariado.
La perla de la sostenibllidad en Durban es el estadio Moses Mabhid, en cuya construcción se utilizaron 30.000 m cúbicos de hormigón del antiguo estadio para la nueva construcción, el techo es una membrana de PTFE transparente que dota de luz natural al estadio y está dotado con un aljibe para recoger el agua de lluvia.
Sin embargo, parece increíble que en la página web de Durban la única referencia al mundial es ¡un banner con el logo del evento y un reloj para la cuenta atrás!
¿Cómo llamar a ésto? ¿Desidia? ¿Falta de planificación? ¿Ayudas internacionales muy limitadas?
La FIFA invirtió 50 mill € en el programa Green Goal del mundial de Alemania. ¿Por qué no ha habido acuerdo con el comité organizador sudafricano para crear una marca identificativa alrededor de la cual vertebrar un potente marketing que hubiera resultado en inversiones de gran calado aportadas por países, organizaciones o empresas del país y extranjeras? Aparentemente la FIFA tampoco se ha comprometido en la compensación de CO2 en los viajes de la familia FIFA.
Echemos un vistazo a las páginas web de las grandes líneas aéreas. El panorama no cambia. South African Airways tiene una breve declaración de principios en cuanto a la reducción de emisiones de CO2, Iberia no tiene ningún programa, Lufthansa confía en la máxima calidad, incluso en la selección de los proyectos de protección medioambiental ofrecidos. Un proyecto de myclimate en cartera está inscrito en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (Clean Development Mechanism o CDM) del Protocolo de Kioto y en el Gold Standard. El otro proyecto se encuentra actualmente en proceso de inscripción en el Gold Standard. Gold Standard es una etiqueta gestionada independientemente, que debe premiar los proyectos de protección medioambiental de calidad superior y los certificados de reducción de emisiones que de ellos se deriven. Con ello, la integridad de estos proyectos con respecto a su balance medioambiental y a un desarrollo sostenible se sitúa en un plano preferente.
Ninguno de los dos proyectos seleccionados se encuentra en Sudáfrica. British Airways tiene una política muy avanzada en cuanto a la compensación de CO2, pero sin embargo no se encuentra ningún programa relacionado con Sudáfrica. Y así con el resto de compañías aéreas del mundo. ¿No hubiera sido esta una buena oportunidad de patrocinio?
El balance se verá una vez pasados los mundiales, y es de esperar que este esfuerzo realizado por el comité local de Ciudad del Cabo se consolide en una política real de gobernanza turística para el futuro de Sudáfrica liderada por el gobierno nacional.
Muy interesante post Bettina! Parece que hay medidas interesantes y una estrategia bien definida, ya veremos si los resultados son los esperados! Yo creo el turismo responsable es una de las vías para los países "subdesarrollados" de crear riqueza para la población local y para desarrollar la sociedad de una forma coherente!
Yo destaco un problema que suele suceder a menudo. Comentas que te “parece increíble que en la página web de Durban, no mencionen la reutilización del hormigón del antiguo estadio, entre otras medidas”. Es vital entender que no es suficiente con actuar también es muy importante comunicar los logros para crear una identidad de marca responsable.
Saluditos!
Gracias Roy!
Efectivamente la comunicación es muy importante. El problema de las marcas y etiquetas es como todo, que crean confusión al consumidor, porque no sabe a qué atenerse si no se estandarizan los criterios. Sobre todo en una parte del pastel tan golosa como la responsabilidad social, donde se apela a la parte emocional del consumidor. ¿Quién no desea contribuir a algo bueno si no le cuesta dinero? Las ecoetiquetas son peligrosas si no hay un compromiso y una auditoria independiente detrás. ¿Quién certifica? Y más importante aún: ¿quién certifica al certificador? Observo a menudo que cuando vemos sociedades auditoras también hay opacidad. ¿Quién las compone? ¿Cuáles son los grupos de interés que hay detrás? ¿Quién forma parte del accionariado y en qué proporción? ¿Por qué no hacen públicas sus cuentas?