Hace un par de semanas asistí a un curso de turismo y patrimonio, y lo que primero me llamó la atención fue que en la presentación de los asistentes había muchos arqueólogos y conservadores. De inmediato me dije “esto no va a terminar bien”. Esto, porque creo que estamos en un punto ciego, donde aún los conservadores ven a los consultores en turismo como depredadores, y éstos a su vez ven a los conservadores como sujetos egoístas y demasiado celosos de su trabajo.
Y no me equivoqué: ante la primera intervención de una persona que se encontraba en el bando de los conservadores, que dijo que los consultores en turismo debieran dejar de hacer planes donde involucraran al patrimonio, el salón estalló y las manos se levantaron para expresar que no se estaba de acuerdo con ella, entre otras cosas.
Si bien el curso lo dictó un experto en turismo cultural -el arqueólogo catalánJordi Tresserras-, su apertura de mente y experiencia (Universidad de Barcelona, Ibertur, Arqueoturismo, Ayuntamiento Barcelona, etc.), lo insertan en un circuito donde el patrimonio es tremendamente importante, tanto en su cuidado como en su apertura a la comunidad, y donde la conservación y promoción están al mismo nivel. Lo anterior para mi es fundamental, ya que solo en la medida que los turistas sientan la necesidad de pagar por entrar a un sitio con valor único, lo harán y con esto se tendrán los recursos suficientes para preservarlos y protegerlos en el tiempo.
El curso tomó el rumbo que yo esperaba, relacionado con el “cómo” entramos a la mente del turista para que “consuma” el patrimonio, pero siempre dentro de un contexto de planificación del turismo cultural bajo conceptos de sostenibilidad y de acuerdo a los tiempos actuales. Claramente la conservadora que intervino al principio no opinó lo mismo, ya que no volvió después del tiempo libre que tuvimos para almorzar.
La UNESCO señala que “el turismo puede ser tanto el mejor amigo como el peor enemigo del desarrollo”. Tan cierto es lo anterior que propone acompañar a sus 191 Estados Miembros en la formulación de sus políticas de turismo para contribuir a la lucha contra la pobreza, a la defensa del medio ambiente y a un aprecio mutuo de las culturas.
Son múltiples los factores que sustentan la posición actual de la UNESCO, con respecto a que el turismo es una de las mayores herramientas para mostrar, rescatar e incluso conservar la cultura de los países. No obstante, tampoco deja de ser cierta la postura de la conservadora presente en el curso, así como de muchos otros, de que no todo el patrimonio debe ser mostrado, o más bien dicho, que se debe contar con un plan detallado de un sitio o zona que tiene un criterio de valor único antes de ser expuesto. Este plan debe al menos considerar el manejo, la capacidad de carga, la gestión, la seguridad y el turismo –que conlleva relato, interpretación, comercialización, entre otros componentes-, ya que sin estos elementos, es posible que el sitio no llegue a demostrar todas sus capacidades de atracción ni a generar un desarrollo sostenible. Es decir, sin ellos no será capaz de obtener beneficios económicos, generar utilidades para la comunidad local ni protegerse ambientalmente.
Un vez que el plan está materializado, se debe comenzar en el menor tiempo posible la implementación del mismo, ya que muchas veces se comete el error de hacer planes y no concretar los mismos. Llevo más de diez años trabajando como consultora en turismo, y me he topado en forma reiterada con una gran cantidad de estudios que se han elaborado en uno u otro lugar y que nunca han sido implementados, que se encuentran guardados en estantes de oficinas públicas, que a su vez te contratan para decirles exactamente lo mismo que otros les dijeron cinco años antes. Pero no me explayaré mucho con lo último ya que eso es harina de otro costal, y en algún momento escribiré en defensa de los consultores que finalmente terminamos pagando los pecados de contrapartes poco visionarias e ineficientes.
Los criterios de los párrafos anteriores son factibles de ser aplicados a todo tipo de proyectos en turismo, donde si no existe una planificación, ordenamiento, implementación, marco de gestión y posterior comercialización, será difícil que llegue a ser un recurso exitoso. No obstante, los sitios que tienen que ver con el patrimonio son mucho más sensibles a la carencia de planificación y gestión, por lo que es imperante que si no se cuenta con los recursos económicos de manera inmediata, al menos se vayan abriendo pequeños espacios que estén preparados para la recepción de visitantes, en función del aprendizaje que se quiera entregar.
Alrededor del mundo existen muchos ejemplos exitosos, y otros no tanto, de la puesta en valor de sitios patrimonio de la humanidad, o que son parte de la historia de cada país. Un buen ejemplo y que conozco in situ, es el Paisaje Minero de Cornish Mining – www.cornish-mining.org.uk - que corresponden a diez áreas ubicadas en Cornwall y el oeste de Devon en Inglaterra, que han sido declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y cuya principal fortaleza es que nacieron turísticamente a partir de un grupo de individuos y familias directamente relacionadas con cada una de las áreas, y que trabajaron o estuvieron ligadas a las distintas minas.
De este viaje traje varios aprendizajes conmigo, los que al día de hoy estoy tratando de aplicar en distintos proyectos en los que me ha tocado ser parte, tanto en Chile como en otros países. Por un lado, la capacidad de asociatividad de las personas que de un día para otro dejaron de tener las minas como sustento económico y que fueron capaces –como el caso específico de Geevor Tin Mine, www.geevor.com – de crear una asociación entre los propios mineros que resultó en la implementación de un centro de interpretación, acondicionamiento de la mina para visitas, cafetería, restaurante, tienda de souvenirs, entre otros. Asimismo, algunos de estos mineros hoy en día trabajan en distintas labores, incluso como guías enseñando a los turistas cada aspecto de la historia de esta mina de estaño. Por otro lado, la determinación de los mercados objetivos siempre es un tema difícil cuando uno planifica en turismo, ya que generalmente las zonas, empresas, organismos públicos y otros, creen contar con la mayor atracción del mundo, siempre aspirando a que lleguen los turistas más deseados, es decir, los que más gastan. En el caso de Cornish Mining, han elaborado un plan de marketing que se enfoca en seis públicos objetivos donde se desarrollan estrategias para cada uno de ellos. Sin embargo, uno de los más importantes es el de los Turistas ancestrales descendientes de mineros migrantes, lo que la OMT define como Etnoturismo[1](definición bastante discutida cuando se habla de comunidades indígenas en Sudamérica, ya que a éstas los que menos las visitan son los descendientes de sus propias culturas; pero como esto también da para mucho lo trataremos en otra oportunidad), siendo aquellos que vuelven a los lugares desde donde salieron -ya sea ellos mismos o sus antepasados- para impregnarse con su historia. En este caso, han determinado que durante los 100 años en que la mayoría de las minas funcionó, al menos 250.000 personas migraron hacia otros lados, por lo que hoy existe un público potencial de 6 millones de personas en todo el mundo que eventualmente podrían volver a conocer su pasado.
Hoy en día me encuentro trabajando en uno de los proyectos más lindos y difíciles que me ha tocado: elaborar el Plan de Turismo y de Marketing Turístico para las Oficinas Salitreras de Humberstone y Santa Laura. Estas oficinas salitreras son Patrimonio de la Humanidad por el valor que tienen para todo Chile (y que ni siquiera los chilenos lo saben). Sólo por señalar un par de hitos, el salitre es el que gatilló los intereses por el territorio que lo contenía, lo que llevó a la Guerra del Pacífico en 1879 con nuestros vecinos bolivianos y peruanos. Además, fue donde se iniciara el movimiento social obrero que repercutiría sobre todo en el cono sur de nuestro continente. Lo anterior, lleva a que los consultores en turismo nos esforcemos y obliguemos a detectar y poner en valor los mejores elementos y condiciones para que muchas personas tengan la oportunidad de vivir distintas historias y disfrutar del patrimonio natural y cultural de un país, tanto como lo puede hacer un conservador o un arqueólogo. Y lo más importante, que el atractivo sea capaz de generar sus propios recursos económicos, siendo auto sustentable.
Por eso estoy sumamente de acuerdo no sólo con mostrar el patrimonio, sino que con asegurarnos de que así como yo tengo la suerte de conocer las Oficinas Salitreras de Humberstone y Santa Laura, todos los chilenos y los visitantes del mundo tengan derecho a saber que una parte importante y noble de la historia de la humanidad se encuentra dentro de estos lugares olvidados y saqueados durante años.
[1] Etnoturismo. OMT- Organización Mundial del Turismo lo define como "visita a los lugares de procedencia propia o ancestral. Consiste por tanto, en visitas motivadas por el deseo de reencontrarse con sus raíces, ya sea en los lugares donde pasó parte de su vida o aquellos donde vivieron los antepasados de la familia"