Tras compartir en primer lugar mi personal y en absoluto dogmática percepción respecto a los aciertos del I Congreso Internacional de ÉTICA y TURISMO organizado en Madrid por la Secretaría General de Turismo y Comercio Interior, dependiente del Mº de Industria, Turismo y Comercio del Gobierno de España-y la OMT, toca ahora el compartir mi percepción respecto a las sombras de un evento al que muchas personas no habéis podido asistir.
Van por vosotras este y el anterior post(convergencias)con tan sencillo como positivo objetivo de promover la sensibilización y coherente práctica de una ética enfocada al turismo que, insisto, no puede ser cuestión de voluntariado y sí de responsable profesionalidad.
Así, vayan aquí los aspectos de un N.M (Necesita Mejorar) en aspectos de esta pionera experiencia de convergencia mundial en torno a la Ética y el Turismo y vayan señalando el pecado, nunca el pecador, pues no es mi afán el demonizar a personas, sí el denunciar actitudes que, por humanos y por muy “expertos” que se consideren sus responsables, pueden y han de ser mejorables si, de verdad, aplicamos el sentido que a veces parece menos común de todos y, desde luego, una ÉTICA que debe ser permanente compañera de viaje. Turístico y vital.
1-Inoperancia en la divulgación/aplicación del Código Ético Mundial para el Turismo.
Adoptado en asamblea de la OMT en el otoño de 1999 que sigue siendo el gran desconocido pese a reconocimientos institucionales que, hasta la fecha, no han ido acompañados de la necesaria tarea de transversal implicación social
Por ello, y como se reconocía, por ejemplo, en el panel sobre la R.S.C, si 30 atrás jamás se unió Ética y Turismo, tampoco en los 10 años últimos se ha hecho casi nada por promover la implantación del Código como una buena práctica turística.Y ello, pese a que en España en el 2000 nacía la Red Española del Pacto Mundial. ¿Pacto Mundial…de silencio?
2-Dejación de funciones por parte de las Administraciones en la aplicación transversal del Código Ético.
Refiriéndonos de nuevo a la R.S.C, se afirmó que no puede quedar en manos de la iniciativa privada como tampoco en manos de un voluntariado-el de las ong,s- que no pueden suplir la responsabilidad pública respecto a una R.S.C cuya falta, y así se manifestó, mucho ha tenido que ver con la crisis.
3-Excesivo protagonismo de la crisis mundial.
Un marco, el del Congreso, excesivamente empapado en la negatividad de la real, sí, crisis mundial pero que ya se convierte en demagógica cuando permanentemente se alude a ella para justificar irresponsabilidad en el cumplimiento de unas obligaciones.
La crisis no puede seguir siendo protagonista en un Congreso Mundial al que hemos sido convocados para debatir y hallar mejores cauces para un turismo responsable, no para seguir echando balones fuera.
4-Deficiente repercusión mediática.
La R.S.C propia de los medios de comunicación, ha de ser la de, siquiera, informar. Mucho más deseable y mejor, informar y promover las buenas prácticas para el desarrollo de una sociedad más sostenible pero, siquiera, informar.
No ha sido el caso este y es que la Ética no debe conllevar historias atractivas como algún profesional de medios de comunicación afirmó en el Congreso cuando se les interpeló acerca de su nula complicidad en la divulgación de un Turismo Responsable. La respuesta fue rotunda por parte de un profesional : Dadnos historias bonitas porque necesitamos buenas historias. Es preciso que vds. encuentren la forma de darnos buenas historias.
Afortunadamente, otras profesionales de la comunicación reconocieron no estar cumpliendo su papel responsable y pese a que a la gente no le gusta les demos lecciones en sus vacaciones, los grupos mediáticos deberían ser mucho más éticos. Así, se llegó a reconocer que las asociaciones europeas de editores, nunca se han implicado en reuniones sectoriales sobre este tema.
No podemos aceptar que un evento mundial desarrollado en el centro urbano donde todos los medios tienen sede, no haya tenido otra repercusión mediática que el atuendo de quien meramente se limitó a cumplir con el papel de “aquí mi señora” o el logro de la más pequeña gran hermana en hacer llegar a tan Alta y Real mujer un ramito de flores. No podemos aceptar, yo no lo acepto, que el protagonismo de un Congreso Mundial de Ética y Turismo se lo lleven en exclusiva las meras formas de un mero símbolo. Denuncio, pues, la falta de profesionalidad mediática e igualmente del gabinete de prensa de este Congreso por su deficiente capacidad de convocatoria.
5-Falta de Respeto.
La ausencia de respeto es reiterado motivo de personal divergencia:
Respeto a una identidad común representada en el idioma: Así me lo pareció la actitud de un muy experto representante de una marca hostelera de implantación internacional pero de español origen que se permitió el detalle de hacer su intervención en inglés ¿esnobismo o necedad? Por supuesto, había traducción simultánea al español pero ¿hay necesidad de ese desprecio a una lengua que, quiera o no, es la suya, la del país en donde el Congreso transcurría y la de la mayoría de los presentes?
Respeto al objetivo del Congreso: El reconocimiento de todos los sectores de la sociedad acerca de las nuevas oportunidades para un desarrollo del turismo más responsable y más ético . No lo entendieron así quienes, como expertos ponentes, una vez más demostraron su inexperiencia ética con tan egocéntrico como inadecuado “speech” .No fueron todos, ni siquiera mayoría pero en un evento de pública promoción e interés, uno sólo ya es demasiado.
Respeto a los participantes: esto es, hacia los ciudadanos de a pie que tuvimos decidida voluntad de algo más que una simple y pasiva asistencia. Participantes que hicimos un esfuerzo real para ser parte de este Congreso a costa de nuestros propios recursos tangibles e intangibles: desplazamiento, alojamiento, tiempo, ilusión… Respeto que no se tuvo en cuenta a la hora de darnos espacio suficiente para la comunicación y el debate en el turno final tras cada panel.
Reiteradas faltas de respeto por quienes despreciaron preguntas adecuadamente escritas en hoja “ad hoc” porque públicamente estimaron ilegibles pero no estimaron la posibilidad de indagar su autoría y que por parte de esta fueran leída. Reiterada faltas de respeto hacia quienes alzaban su mano pacientemente para participar, siendo obviados de forma tan arbitraria como despreciativa. Y reiterada falta de respeto la de algún moderador de más de 24 de experiencia que confundió la libertad de expresión de una democracia por una “dedocracia” por la que, a modo de Juan Palomo, él pretendió guisarse y comerse el coloquio posterior señalando él las intervenciones a hacer e incluso la representatividad de sus artífices.
Respeto a los intervinientes expertos. Por parte de algún que otro moderador que tan torpe como vanidosamente puso en evidencia a cierto representante institucional cuando la torpeza de éste le llevó a referirse a un inexistente Código Ético supranacional. Mal está, mucho, la desinformación del político pero la misma falta de profesionalidad y una enorme deslealtad la de quien jactándose de sus muchos años de servicio, corrige públicamente a quien es público representante y, para colmo, del Gobierno de su país.
6-Falta de experiencia
Ahí centraría el N.M de este Congreso: en una considerable y general carencia de experiencia que nada tiene que ver con la supuesta experiencia de ponentes y v.i.p,s que dieron contenido con sus intervenciones en las sesiones programadas.
Quizá la falta de experiencia en tratar un tema como Ética y Turismo haya conllevado a los errores referidos pues quienes allí acudimos no lo hicimos para alimentar egos ajenos ni para acallar conciencias propias aceptando lo buenos que son quienes trabajan en contra de la codicia humana ,lo bien que lo hacen nuestros representantes políticos, o lo bien que está el Turismo resistiendo los embates de la crisis.
Pero, por supuesto, no yerra quien no hace y pienso como Dawid de Villiers, Pte del Comité Mundial de Ética del Turismo (WCTE) que las cosas van mal pero aún pueden ir peor si no se hace nada.
Quiero pensar y pienso en positivo que este I Congreso Internacional de Ética y Turismo va a dar mucho que hablar pero mucho más y mejor que hacer.
¿Estáis de acuerdo? ¿nos convertimos en cómplices?
Comparto contigo el asunto sobre obviar la lengua materna por parte de dos de los ponentes. El Congreso fue en Madrid, con unos participantes mayoritariamente de habla española. No fue oportuno realizar su ponencia en inglés.
MÓNICA,me hubiera encantado saludarte.Otra vez será
¡Seguro! un saludo y continúa con estos posts tan fabulosos
!Gracias, cara guapa¡