Sí, esta imagen es real. Se trata de una pantalla última tecnología con detalles de velas encendidas o apagadas. Si envías un SMS con la palabra "mivela triana18" al 25000, por el módico precio de 1,42 € IVA incl, puedes hacer un favorcete a la iglesia. Obviamente es aplicar tecnología al clásico montón de velas reales que podías encender tú mismo y dejaba la entrada pringada de cera y tal.
La vimos en Sevilla, en una visita a una de las iglesias del maravilloso barrio de Triana.
Lo traigo aquí porque, como comprenderán, a un pobre tecnólogo como yo no le puede pasar desapercibido este detalle. A un tecnólogo que lleva unos cuantos años intentando (y consiguiéndolo en muchos casos) poner tecnologías a disposición de aquellos a quienes realmente más les hace falta.
Y aquí está el punto. La iglesia lleva haciendo mejoras a su "sistema de velitas" desde tiempos inmemoriales. Cada vez que hago una visita turística a un lugar nuevo veo una nueva forma de aplicar tecnología a esta historia. No quiero minusvalorar ninguna tradición, sea cual sea su origen. Pero los procesos empresariales españoles (permítanme recalcar lo de españoles, porque es donde veo que es más difícil de entender) están pidiendo a gritos aplicación de tecnología, y en este punto se sigue considerando como un gasto que no es asumible en tiempos de crisis, en lugar de una oportunidad de sacar la cabeza entre tanta oferta.
No es una pataleta de un vendedor de tecnología frustrado, es la decepción de no ser profeta en mi tierra (que sí lo somos fuera), en una tierra que está parada (en todos los sentidos), y que no termina de entender que no se lo puede permitir.
Y joder, que la innovación esté en la iglesia manda cojones.
Que la iglesia es la mejor empresa que podamos conocer en el mundo occidental, creo que no deben caber dudas, sino señalame una sola empresa con más 1900 años de antigüedad, si a los 2011 de nuestra era deducimos los 33 años de la vida de Jesus de Nazaret, y alguno más hasta que empieza a consolidar su imagen desde Roma, y no creo que nadie pueda pensar que sus inicios fueron fáciles con algunos cientos de años de persecución a lo largo de todos los territorios del Imperio Romano.
En la consideración de la iglesia como empresa, no se pretende hacer ninguna valoración negativa de la misma, por el contrario pretende ser un respetuoso reconocimiento, de como con muchos aciertos y en algunos casos grandes errores, ha sido un proyecto, en que la fe en el mismo de muchas personas, ha dado vida a una organización que ha superado a lo largo de 20 siglos, todás las crisis, la más despiadada persecución, la desaparición de imperios, reinos y empresas de todo tipo, los cismas y rupturas de su unidad, los cambios de modas, pero siempre ha sabido adaptarse con mayor o menor éxito a los profundos cambios habidos, sabiendo sacar provecho de los mismos, en más de un caso, con la simple luz de una humilde vela.
¿Sabrán los hoteleros de este país, adaptarse a los pequeños cambios que viven, si los comparamos con los superados por la iglesia, como lo ha hecho ella?
¿Como nos puede extrañar que la innovación en la era moderna, esté en la iglesía, si durante toda la edad media fué prácticamente la única institución (empresa) capaz de mantener y custodiar todo el saber de la edad antigüa?
Podemos ser cristianos, catolicos, ateos, creer o no en sus enseñanzas, pero lo que no debemos dudar en ningún momento, es que la iglesia es una gran empresa, que muchos querrían copiar.
Tienes toda la razón, Miguel Ángel. Me queda claro que la Iglesia es una gran empresa, y que ha conseguido internacionalizarse e introducirse en los gobiernos y en las estrategias políticas y en la administración de una forma envidiable.
Pero no deja de parecerme, independientemente de la fe religiosa de cada uno, que las empresas al uso (insisto, en España) no sepan visualizar cuáles son las estrategias y las mejores tácticas y prácticas para perdurar en el tiempo de forma exitosa.