Posts 11600 posts Fotos 8851 fotos Camara 1531 videos Comment 86 podcasts Author 6419 usuarios Grupos 235 grupos Bulb 493 ideas
Grupo MINISTERIO DE TURISMO, YA

Blog del grupo MINISTERIO DE TURISMO YA

Alfonso Vargas Sánchez
Publicado por vargas el 12 de Diciembre de 2011 y actualizado el 24 de Febrero de 2013

Aunque va a  ser que no, con o sin Ministerio de Turismo hay que trabajar por arreglar muchas aspectos ligados a la competitividad de nuestro sector turístico.

Uno de ellos, no menor por cierto, es el de la educación superior. Cierto es que las competencias no estarán en el ente administrativo que corresponda al turismo (pongamos una Secretaría de Estado), pero lo que interesa es mejorar ese aspecto clave para el futuro de una industria tan trascendental para nuestra economía.

A poco que uno se mueva por el mundo, la respuesta a la pregunta que da título a este post es sí, rotundamente sí. Razones:

-Tenemos un sistema universitario arcaico y demasiado fragmentado, sin especialización (sobre todo necesaria, imprescindible, en las universidades de tamaño pequeño-mediano), anclado en el paradigma de la cantidad, que evoluciona con demasiada lentitud, en el que la movilidad del profesorado es escasísima, al igual, en general, que la capacidad para atraer talento del exterior (alumnado y profesorado), fuente de una diversidad especialmente valiosa cuando se trata de estudios sobre turismo.

-La gobernanza universitaria no favorece un genuino sentido de lo que es gobernar: establecer prioridades y asignar recursos acorde con las mismas. Más bien tiende al "café para todos": así es más fácil obtener votos con los que ganar elecciones. ¿Cómo es posible que España no sea una de las grandes potencias en formación e investigación en materia de turismo? (con fuerte presencia al menos a nivel hispanoamericano, aunque solo sea por aquello de la lengua). ¿Cómo es posible que no se pongan en juego nuestros mejores recursos, de forma coordinada, para conseguir este objetivo, que debería ser una prioridad nacional? Pocas más industrias potentes nos van a quedar.

-En un sistema esencialmente político el principio del mérito y capacidad en el gobierno de estas instituciones queda en un segundo plano. Aplicar un principio democrático en los órganos de representación es correcto, pero aplicarlo a la elección de quienes, por ejemplo, han de dirigir centros de investigación, es confundir los términos. Elección democrática a ciertos niveles en lugar de concursos públicos abiertos y con los méritos curriculares por delante (de investigación, sobre todo, en este caso) es una manera de proceder que no conduce, precisamente, a la excelencia (más bien a la mediocridad y a perpetuar las endogamias). Hemos mimetizado ciertos vicios de la política al interior de las universidades.

-La actividad investigadora se ha sesgado exageradamente hacia la publicación en revistas científicas de las denominadas de impacto (no eres nadie si no lo haces). Es cierto que esta exigencia nos ha obligado a hacer mejor investigación científica y a ganar presencia en los círculos académicos internacionales, pero es hasta ahí hasta donde llega el referido impacto: esas revistas no son aptas ni son leidas por los tomadores de decisiones en el mundo real, ya sea privado o público. Muchos investigadores hacen un esfuerzo enorme, con muy escasos medios, por abrirse camino en esas revistas, pero sus hallazgos no suelen tener una traslación más allá ni, por tanto, repercusión práctica. En resumen: el sistema no ayuda a construir puentes entre el mundo académico y el empresarial; los esfuerzos, y por tanto los recursos, se dilapidan. ¿Tiene sentido publicar por publicar? ¿O publicar para que ese conocimiento lo aprovechen otros, en otros países? Si al menos estuviera garantizado el enriquecimiento de la docencia a través de la investigación...pero ni eso.

-La última reforma de los planes de estudio ha sido un fiasco más; no hemos tenido capacidad ni para armonizarlos, no digo ya a nivel europeo (que hubiera sido lo ideal; la UE sigue siendo en buena medida una entelequia), sino tan siquiera a nivel de todo el estado español, lo que sigue dificultando la mobilidad. No hemos conseguido trascender las estrechas miras autonómicas. Por supuesto, ni me refiero a las dotaciones presupuestarias.

-Si hay una actividad económica netamente global, que necesita de profesionales con una visión amplia, internacional, de lo que ocurre en el mundo, esa es el turismo. ¿Están preparadas nuestras universidades, en general, para formar a futuros profesionales con esa capacidad de competir en un mercado global, o seguimos con enfoques meramente localistas, también necesarios pero con tan escasas expectativas? No hay más que ver el cuadro de profesores, sus CVs, y la procedencia del alumnado (más alllá de lo que representan los estudiantes Erasmus, que en la mayor parte de los casos, y hablo con algún conocimiento de causa, buscan más una experiencia vital -utilizando un eufemismo, sin perjuicio de su lado positivo- que académica. ¿Es necesario que haya estudios de turismo en todas partes? ¿Tantos recursos humanos especializados (para qué hablar de los materiales) teníamos como para justificar esta proliferación de la oferta? Es una pregunta retórica, sabemos que no: como casi siempre, la "casa" no se ha construido a partir de cimientos sólidos: el habitual mundo al revés, y eso tiene consecuencias.

-¿Cómo es posible, en estas condiciones, que nos hablen de calidad, la de verdad, no la que dice la burocracia universitaria que a tanta gente "entretiene", con la consiguiente merma de productividad? ¿Cómo es posible que el sistema haya estado expulsando, con jubilaciones anticipadas e incentivadas a cargo del erario público, a los más experimentados, maestros que en muchos casos han creado escuela? ¿Cómo es posible que un/a joven profesor universitario, que intenta hacer su doctorado, tenga que cumplir con un contrato que le obliga a cubrir 380 horas lectivas en varias disciplinas? La tan cacareada calidad es un engaño más.

-En los rankings a nivel internacional prácticamente no existimos, más allá de algunas estupendas escuelas de negocio, en las que el talento y la diversidad atraen más talento y diversidad, en una suerte de círculo virtuoso.

-La apuesta que se está haciendo por la educación en otras partes del mundo, por ejemplo en China, nos deja verdaderamente en pañales. Sencillamente no podemos competir en medios, pero sobre todo en visión de futuro. Los estudios de turismo son un buen botón de muestra. Lo he vuelto a constatar estos días en Hong Kong, en una cumbre de gran alcance internacional. Da envidia constatar como se mueven y trabajan en otros países: Australia, Nueva Zelanda,...,no digo ya EE.UU, Reino Unido, etc. Y no será porque seamos más torpes ni carezcamos de gente con iniciativa.

¿Alguien le presta atención, de verdad, a lo que pasa en nuestro sistema universitario? Aún está pendiente la gran reforma, que no es sino la de la gobernanza en las insituciones de educación superior. No hay más que mirar a las mejores universidades del mundo y aprender. Pero se necesita liderazgo y coraje para emprender las reformas precisas y cambiar; no burócratas que muevan papeles y no molesten, sino gente con visión, proyecto y peso académico. El último informe de un grupo de expertos internacionales da claves y pautas de cambio muy interesantes. Yo diría, utópicamente, que habría que aplicar la máxima de Schumpeter: la destrucción creativa. Como estamos no vamos a ninguna parte, más que a engañarnos a nosotros mismos, en un mundo también globalizado como el de la educación superior.

Tags:
Licencia: Reconocimiento
Añadir comentario 1 comentario
Alfonso Vargas Sánchez
#1 vargas dice:

Disculpas por una errata ortográfica en el texto. He intentado corregirla en varias ocasiones pero el sistema, aunque parece que sí, en realidad no la acepta.

Escrito el 24 de Febrero de 2013, hace 7 meses