Hace un tiempo, algunos años mas bien, tuve una conversación con un gran amigo de esas que saltan de lo banal a lo interesante con sólo una frase, una de esas buenas conversaciones de la que uno sale con la cabeza llena de cosas, por llamarlo de alguna manera. Vamos, de las que te hacen reflexionar; te pongo en situación. Él no ha viajado fuera de España, lo poco que conoce del resto del paÃs ha sido gracias al viaje de fin de curso del colegio y alguna que otra escapada que nos hemos marcado con los amigos. Yo le comentaba las anécdotas de mi último mi viaje a Italia y de la saturación turÃstica de algunos lugares en los que habÃa estado, cuando me dijo: "cuando salga de España quiero ir a un sitio donde no hayan turistas". Como germen de turismólogo aquello se me quedó grabado a fuego, ¿podrÃa hacerse realidad aquel deseo?
En aquel momento le dije que era imposible, ya que existe una inmensa oferta de destinos y espacios turÃsticos que siempre tendrán sus turistas y sus visitantes. Personas que viajan con el único objeto de conocer y disfrutar del destino en cuestión; las mismas que ahora se camuflan como si fueran locales y ¡sin que nosotros nos demos cuenta!. ¿Por qué le dije que era imposible? Porque vivimos en un mundo en el que las personas (por suerte) son cada vez más curiosas y necesitan, como si de una droga se tratara, viajar a lugares recónditos, descubrir aquello que no aparece en las guÃas, disfrutar del destino como si no hubiera un mañana y sentir que está viviendo una experiencia única e irrepetible. Para ello, los destinos tratan de invertir grandes cantidades de dinero público en campañas de marketing con el objetivo de atraer la mayor cantidad de turistas posibles y a ser posible de calidad. Claro, la mayorÃa de los destinos quieren estar bien posicionados en la mente de las personas. Cuando una familia o una pareja o un grupo de amigos se encuentren en esa fase del viaje que tantos debates genera, es decir, planificando sus próximas vacaciones o su próxima escapada, que el destino en cuestión aparezca "de la nada" como si fuera un ninja en pleno combate y decidas pasar allà tus dÃas libres es una buena señal. Y tú dirás: Eso se consigue realizando una gran campaña turÃstica. Y yo te diré: SÃ, es una opción, pero ¿no serÃa mucho mejor que de tu cÃrculo más cercano te recomendaran un lugar en concreto? Seguro que es más fiable que lo que intentan "venderte" en los mass media. ¿De quién te fiarÃas más?
Y aquà es cuando llega la paradoja de todo esto. Un destino que dedica tantos esfuerzos, no sólo económicos, en atraer turistas lo que de verdad quiere es darse a conocer y convertirse en referencia turÃstica; asomar un poco más la cabeza que sus competidores. Y mientras, el turista lo que quiere es desplazarse a un destino que no parezca turÃstico. ¡Hay que ponerse de acuerdo! ¿No serÃa mucho mejor realizar acciones encaminadas a informar, pero sobre todo a concienciar a la población local de que el turismo es un gran arma transversal del que todos podemos beneficiarnos? El turista ahora no quiere ir a un destino y sentirse como un turista, quiere mimetizarse con la población y sentirse un local más.
Entonces, ¿la solución está en no invertir en el destino? Pues no es lo más conveniente, aunque una solución (de las muchas que hay) serÃa seguir una estrategia de diferenciación a través de otros medios, por ejemplo en medios sociales. ¿Qué se consigue? Que los ciudadanos y los turistas se conviertan en prosumidores, es decir, en productores y consumidores del destino. Con la tecnologÃa que disponemos ahora mismo es posible cambiar las campañas turÃsticas tradicionales hacia algo más humano y menos artificial, aunque parezca una contradicción.
Y lo de visitar un lugar sin turistas, ¿podrÃa ser posible? Hay algunos autores que dicen que en el futuro, cuanto menos turÃstico parezca un destino, más atractivo turÃstico tendrá. ¿Tú que opinas?
Más en mi blog: juandomingoanton.com
Bueno,es un debate interesante.Lo que hacen los destinos con sus campañas es atraer turistas,por lo que en un tiempo y si las campañas funcionan,el lugar se llenará. Muy diferente serÃa si se potenciara el turismo solidario,no el turismo de masas,con lo cual,si bien el turista/viajero se encontrarÃa con otros,la manera de vivir la experiencia serÃa bien diferente.
Y también la alternativa del propio viajero,de descubrir sitios vÃrgenes y no comentarlo demasiado para que continúen siendo asÃ.