Por encargo de un cliente, llevamos un par de meses evaluando las distintas ofertas presentadas por varias entidades, a un concurso de prestación de servicios de agencia de viajes. Un contrato de una entidad pública, con un volumen económico nada desdeñable. Â
Un contrato de servicios comunes, por sà sólo muy interesante, pero al que si se suman los extras: organización de servicios especiales, jorandas, congresos, e incluso prestación de servicios al colectivo de empleados a tÃtulo particular entre otros, ya no sólo es interesante, sino intersantÃsimo.
Sorprende, en la medida que analizamos dichas propuestas - ofertas, la falta de rigor con las que se preparan las mismas, especialmente en el caso de los grandes grupos de agencias de viaje, que presumiblemente deberÃan ser los mejores a la hora de competir.
Existen ocasiones en los que un Pliego de Contratación Pública, puede no estar claramente redactado, no siendo este el caso, y llama la atención ver que estando muy claros los criterios de valoración, se haga tan poco esfuerzo por documentar - acreditar, aspectos relativamente sencillos, de tipo no económico, que garantizan un gran número de puntos o una mejor valoración, al tiempo que se realizan planteamientos, desde el ámbito económico, por llamarlos de alguna manera temerarios.
Comprobado que muchas de estas propuestas son un corta y pega, pues se cruzan los nombres de distintas instituciones, como futuros clientes, y que se añaden como mejoras o valores añadidos, servicios que claramente no son parte de las necesidades del cliente y que se desprenden del Pliego, o incluso de la información que se habrÃa obtenido de una simple llamada para consultar, a uno de le surge la duda de si España es la potencia turÃstica que presume o estamos ante otra burbuja económica.
No está mal, porque como siempre queda hueco para los pequeños y los valientes, los profesionales que no dan nada por fácil y hecho, pero resulta difÃcil no pensar en que en España sigue siendo válido aquello de "Burro grande, ande o no ande".
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