En comparación con otras áreas del sector, la gestión de la seguridad turÃstica no dota de prestigio y reconocimiento a sus responsables. Esto provoca que se pierda el interés en involucrarse en una materia cada vez más decisiva para toda realidad turÃstica. A nadie le gusta desarrollar funciones que resultan antipáticas, por lo que muchas instituciones
terminan por no asumir estos compromisos.
El modo de evitar esa distracción y combatir el escenario de inseguridad, es darnos cuenta, Ãntima y particularmente, de la actitud con la que nos comportamos. Si percibimos esta distracción, comenzamos a adiestrarnos para ir reenfocando nuestra lÃnea de pensamiento hacia la seguridad turÃstica.
Cada recanalización hacia la seguridad turÃstica nos hará adquirir mayor saber hacer y mayor maestrÃa, lo que nos permitirá ajustar nuestra actitud y la de nuestros colaboradores. Hemos de aceptar que han de existir periodos de tiempo y escenarios en los que recanalizar estas inevitables distracciones y reconducirlas sutil pero firmemente hacia el binomio turismo-inseguridad.
La recanalización de dichas actitudes y comportamientos, propios y ajenos, han de partir inexcusablemente de las directivas y gestores turÃsticos. Somos los que más nos jugamos en este envite.
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