En plena celebración del 30 aniversario de la aprobación del Estatuto de AutonomÃa de Castilla y León, bien está echar atrás la mirada y hacer un orgulloso repaso por los hitos conseguidos, aunque ello suponga constatar en muchos aspectos que, a pesar de los años, esta Comunidad sigue siendo uno de los parientes más pobres de los que conforman el árbol genealógico de la gran familia de las autonomÃas españolas. Pero como bien dijo Lewis Carroll, padre literario de Alicia en el PaÃs de las Maravillas,  ¡qué pobre memoria es aquélla que sólo funciona hacia atrás!, por lo que conviene proyectar la mirada  hacia el futuro y aprender a nadar en este “mar de lágrimas†para no morir ahogados en la travesÃa. Â
Castilla y León tiene por delante un futuro con importantes retos a conseguir y metas que, con urgencia, debe traspasar. Con este planteamiento como marco de referencia, bajo el tÃtulo “Estatuto: 30 años, 9 retosâ€, la agencia de noticias ICAL ha reunido a un grupo de 26 expertos para reflexionar sobre los diferentes ámbitos que incluyen estos desafÃos. Desde la sociologÃa y la demografÃa, al relevante sector agrario y medioambiental, pasando por la ciencia o la educación, sin dejar a un lado los objetivos del Estado de Bienestar, que afronta el envejecimiento de la población y, por supuesto el TURISMO.
En lo que tiene que ver con el sector turÃstico, uno de los motores tractores de la economÃa de esta comunidad, Castilla y León necesita crear estrategias inteligentes para posicionar una marca turÃstica potente, diferenciada y altamente competitiva en el mercado internacional. Para ello habrá que tener en cuenta que muchos de los diseños tradicionales de productos turÃsticos hoy no aportan valor añadido a la Marca, lo que la hace menos interesantes para los operadores y por consiguiente mucho menos permeable en el catálogo turÃstico global.
El cambio de mentalidad del mercado tradicional, basado en un turismo de oferta, al actual más proyectado a la demanda, hace necesaria la configuración de nuevos productos turÃsticos y reinventar aquellos que, a pesar de su consolidación, han perdido fuelle en el mercado competitivo. Castilla y León es una comunidad verdaderamente rica en recursos culturales y patrimoniales. En los últimos años se ha hecho un verdadero esfuerzo por la rehabilitación y el mantenimiento de los mismos.  Pero desde el punto de vista del interés turÃstico es imprescindible, además, una interpretación contemporánea de la cultura y del patrimonio para presentar un escenario generador de sensaciones ya que los turistas hoy buscan, además de viajar, vivir experiencias únicas.
Un importante reto del sector turÃstico de esta Comunidad en los próximos años será presentar una oferta diversificada y muy segmentada, para dirigirla a nuevos mercados y potenciales nichos de oportunidad. Ello exige, urgentemente, adaptar las estrategias de promoción y comercialización a los nuevos canales, asà como una apuesta decidida por las tecnologÃas de la información y la comunicación, no como un fin en sà mismo, sino como soporte para la configuración de modelos cooperativos sectoriales e intersectoriales. Todo ello repercutirá claramente en el fortalecimiento de los eslabones de la cadena de valor turÃstico, que sostiene, en gran medida, el peso de la balanza de la economÃa de Castilla León. Â
Un artÃculo muy acertado Luis Javier.
Castilla y León necesita tomar decisiones de lo mas importante dentro de su promoción como destino de interior. Pese a contar con un patrimonio que ya quisieran otras comunidades,sistemáticamente se ha pensado que la promoción va por un lado y las demandas o necesidades de los hoteles,casas rurales, empresas de actividad en materia de comercialización por otro.
En estos tiempos mas que conejos en la chistera, las comunidades deben valorar quien le pone el cascabel al gato
Buenas tardes,amigos ¡
Por la parte que me toca y dando mi punto de vista,el mayor problema que veo es : la 'falta de comunicación'
La parte pública,que en muchos de los casos,es la que cuenta con los recursos ... no tiene comunicación/cooperación con la parte privada,que en muchos de los casos es la que tiene la información que nos facilitan los 'clientes' ... sus necesidades,sus demandas,etc.
Luis Javier, hay un párrafo que no acabo de entender, y me preocupa por lo que puede conducir a una mala interpretación de lo que es necesario.
El párrafo en cuestión es el penúltimo, cuando escribe en su inicio, “El cambio de mentalidad del mercado tradicional, basado en un turismo de oferta, al actual más proyectado a la demanda, hace necesaria la configuración de nuevos productos turÃsticos y reinventar aquellos que, a pesar de su consolidación, han perdido fuelle en el mercado competitivo.â€
Para no llevar a malas interpretaciones, creo que debemos distinguir lo que al efecto de este comentario, entiendo por turismo, ya que tendrÃamos que diferenciar entre dos percepciones del turismo, la que realmente corresponde a la realidad turÃstica que englobarÃa la totalidad del paÃs y actividades relacionadas con el mismo, y un nivel de turismo más restringido, correspondiente al turismo del exterior y los tour operadores tradicionales, por definirlo de otra manera, el turismo que nos saco del subdesarrollo de los años cincuenta a los setenta, y que para bien o para mal, es el que ha condicionado el devenir del turismo hasta nuestros dÃas.
Cuando en el post se define como un mercado tradicional de turismo de oferta, choca con mi concepción de que nuestro mercado turÃstico tradicional, ha sido y sigue siendo un turismo de demanda, adaptado de forma total a lo que requerÃan los tour operadores, que dada la escasez de oferta inicial en todos los destinos turÃsticos, durante un par de décadas estuvieron financiando la construcción de hoteles, cuyos servicios quedaban condicionados por el tour operador que habÃa contribuido a financiar la construcción.
Esa situación ha condicionado posteriormente el turismo español, que en gran número de casos sigue mediatizado por aquellos tour operadores, mejor debiéramos decir, los tour operadores, dado que la mayorÃa de aquellos han desaparecido del mercado, victimas de su falta de visión de lo que realmente busca el cliente, al que han querido convencer siempre mediante un argumento de precios baratos, que si eran posibles en un paÃs subdesarrollado, e incluso cuando empezó a situarse en las vÃas del desarrollo, no ha sido posible a lo largo de los últimos veinte o treinta años.
Desde su nacimiento a mediados del pasado siglo, nuestro turismo siempre fue de demanda, lo que ha permitido a muchos empresarios, durante muchos años, trabajar con un práctico desprecio a lo que opinasen sus clientes, situación que si ya era muy grave hace cuarenta o cincuenta años, cuando la opinión de los clientes solo se transmitÃa, “boca a oÃdoâ€, ahora es absolutamente aberrante, cuando además de aquel “boca a oÃdoâ€, las opiniones de los clientes se "twettean" y se encuentran en multitud de portales de reservas y redes sociales, a disposición de cualquiera, en cualquier lugar del mundo, sin que por otra parte eso sea lo más grave, porque lo más grave es que por más que se hable de ello, parece que muy pocos se dan cuenta de que no puede gestionarse en una economÃa de oferta, sin adecuar los servicios al cliente objetivo adecuado a la estrategia de cada empresa, teniendo en consideración la potencial demanda que pueda derivarse de cada “target†al que se pueda enfocar la estrategia, para poder garantizar los objetivos de la empresa, y no lo han sabido hacer cuando el mercado era de demanda, ni lo saben hacer ahora que es de oferta.
Interesante, esta última reflexión de Campo Seoane. Desde mi humilde punto de vista, y de acuerdo con el planteamiento de Luis Javier, creo que el modelo turÃstico español ha sido más, hasta hace relativamente poco tiempo (finales del pasado siglo XX), un modelo de oferta que de demanda.
De oferta, por, como bien ha señalado Campo Seoane, en los comienzos del desarrollismo turÃstico, en este paÃs no habÃa más que recursos; o más bien hay que decir, "el recurso", sol&playa; y era necesario alojar y dar de comer a los turistas que nos visitaban para disfrutar del clima, la playa, la tranquilidad, "el flamenco", "los toros", etc. (las comillas no significan que menosprecie estos recursos culturales, sino más bien, que destaque los que han configurado dos de los estereotipos que aún definen la identidad de un paÃs tan diverso como el nuestro). En este modelo de desarrollo, el énfasis se sitúa en la oferta turÃstica, y especialmente en la oferta hotelera; y en las infraestructuras y equipamientos asociados a la misma. Esto no quiere decir que la demanda no tenga algún poder de decisión; pero aquà lo importante es disponer de los recursos y de los elementos necesarios para acoger a cuantos más turistas mejor.
El modelo de demanda, por el contrario, se desarrolla desde el momento en que la aparición de destinos turÃsticos con los mismos recursos y, también, con elementos que permiten acoger a los turistas, comienzan a irrumpir en el universo turÃstico. El énfasis en este modelo de desarrollo está en todo aquello que favorece la máxima satisfacción de la demanda, es decir del turista, ya que su poder de decisión puede hundir un destino en beneficio de otros.
No obstante, sin querer entrar en polémicas que, sin dejar de ser interesantes e importantes para entender la historia del turismo, creo que hay que destacar dos aspectos que, creo, son claves en el artÃculo de Luis Javier:
1º. Es preciso no perder de vista las condiciones de la oferta turÃstica de un destino, pero sobre todo es preciso estar pendiente de las tendencias de la demanda. De tal forma, que no es la demanda quien ha de adaptarse a la oferta, sino al contrario.
2º. En relación con el punto anterior, y en relación con la promoción del turismo, los agentes públicos, y también los privados, han de ser conscientes de:
a) las tendencias en relación con la información y la comunicación cambian a una velocidad de vértigo.
b) las tendencias de la demanda en relación con el disfrute del tiempo de ocio también cambian, no a la misma velocidad, pero sin duda impulsadas por las transformaciones en el ámbito de la información y la comunicación.
c) Cada vez más, especialmente en un contexto con recursos cada vez más limitados, es preciso medir la rentabilidad de las acciones (¡SI SE PUEDE!).
d) Es preciso unir la acción del sector público y el privado en aras de la optimización de recursos y de la eficacia en los resultados.
Para general comprensión de mi planteamiento, y con el fin de que no fuese necesario entrar en estériles polémicas, distinguÃa en mi comentario anterior sobre diferentes niveles de turismo, y lo que entendÃa por mercado de oferta y mercado de demanda, de acuerdo con el actor que condicionaba el mercado.
Para mi análisis, considero mercado de demanda aquel en el que la demanda es muy superior a la oferta, mientras que al contrario considero mercado de oferta, aquel en el que ésta última es muy superior a la potencial demanda.
Asà escribÃa: “Cuando en el post se define como un mercado tradicional de turismo de oferta, choca con mi concepción de que nuestro mercado turÃstico tradicional, ha sido y sigue siendo un turismo de demandaâ€, al ser la demanda muy superior a la oferta existente a lo largo de dos o tres décadas, desde los inicios del desarrollo turÃstico español.
Sin embargo, pasa a convertirse en un mercado de oferta a lo largo de las dos últimas décadas como consecuencia del gran incremento de ésta, con especial incidencia durante la primera década de este siglo.
En el mercado de demanda que considero propio de la primera etapa de nuestro turismo, las leyes de la oferta y la demanda, propiciaba la posibilidad de una comercialización con precios altos, que generaron abusos, aún mayores de los que hoy en dÃa propicia una equivocada aplicación del Revenue Management, que fueron drásticamente cortados con una polÃtica de precios intervenidos, que unida a la financiación de muchos de los primeros hoteles turÃsticos por parte de los tour operadores, impidió la posibilidad de gestar un turismo de calidad, tal y como trato de explicar en el post Los pecados originales del turismo español y sus consecuencias. http://comunidad.hosteltur.com/post/2009-05-04-...
La situación anterior, al dar paso a un mercado de oferta, en el que ésta supera en mucho a la demanda, en cumplimiento de esas leyes de la oferta y la demanda, unidas a la falta de objetivos y adecuada formación comercial de la mayor parte de empresas, conduce a una guerra de precios en la que todos pierden: empresas, empleados de éstas y sus clientes, que admiten los bajos servicios en base a todavÃa más bajos precios, sin que como consecuencia de “herradas†Leyes de Defensa de la Competencia, se permita castigar, ni impedir un dumping, que unido a la incompetencia de muchos polÃticos, empresarios y alta dirección de sus empresas, ha dado paso al mayor número de quiebras y suspensiones de pagos de la historia moderna.
Si bien es cierto, que si se quiere triunfar en el mercado actual, hay que crear productos que se adapten de forma rentable para la empresa que los oferta, a lo que cada nicho de mercado demanda, eso no convierte al mercado en que actúa en un mercado de demanda, aunque como siempre, la última palabra en la aceptación o no, de un producto sea el que sea, esté en manos del cliente.