Es difícil que no te invada el asco, que veas con impotencia cómo no se resuelven los problemas, como cae Orizonia, otra más, dejando atrás un reguero de codicia y sueños desmembrados.
Es difícil que no te invada el asco, que veas con impotencia cómo no se resuelven los problemas, como cae Orizonia, otra más, dejando atrás un reguero de codicia y sueños desmembrados.
La historia dependerá de quién te la cuente pero es innegable que su cierre afectará a miles de personas, familias, profesionales que ya trazan dibujos para salir del caos, reorientar sus vidas, decepcionados, defraudados por aquellos que les brindaron palmaditas en la espalda pero escasas respuestas, firmes resoluciones, fe o interés cierto en reducir el impacto del golpe antes que el barco fuera a pique.
Recuerdo aquellos días en que contemplaba sorprendido la fuerte expansión del grupo (agencias de viajes, receptivos, etc.) y aunque obviamente Orizonia ha llevado el lastre de la caída de Marsans sobre sus espaldas (46 millones de euros), la dependencia de un solo mercado emisor y su incontrolada capacidad de endeudamiento han resquebrajado unos pilares que ya de por sí parecían no ser muy sólidos , no solo desde un punto de vista financiero sino desde las previsiones y evoluciones de una economía que apuntaba malos signos a los ojos de todos.
Y esto me parece especialmente preocupante para quién tiene el deber de gestionar apropiadamente sus recursos limitándose a extraer soluciones de un escenario, como mínimo difícil e incómodo, adaptando su estrategia, reorganizando y ajustando cada área del negocio con el fin de minimizar los riesgos.Al menos esto es lo que el sentido común y en unas primeras clases de gestión económica-financiera se teoriza y luego se aprende con la práctica.
Sin embargo parece que los abultados sueldos pagados a los sesudos marketinianos no han dado el fruto deseado. Quizás porque el talento, la gestión adecuada no se garantiza con fotos en primera plana, masters a tutiplén o sospechosas prebendas.Es una cuestión de oficio y de la experiencia que no está exenta de un continuo aprendizaje.
Pudiera haber también en este desastre intereses no tan legítimos, movimientos de atrás hacia adelante que quizás no primaron por el interés común sino por hacerse un hueco en una historia "sangrienta" preservando lo individual sobre lo sustancial y dando al traste con casi toda la milicia.
Y es que si no partimos de una previa desintoxicación en el ejercicio de nuestras conductas difícilmente podremos avenir objetivos con planes o estrategias.
Estoy convencido de que en una cultura del mecenazgo a toda costa donde el fin siempre justifica los medios no es posible levantar proyectos prósperos y con raíces en el tiempo.
Es inevitable que la bomba nos estalle en la cara y que incluso algunos de sus detonadores sigan escalando puestos de prestigio en otras empresas sin antes depurarse responsabilidades por lo que supuestamente debió preverse y canalizarse para sostenimiento del grupo, su importancia económica y contributiva al Turismo, sus múltiples profesionales directos o indirectos implicados en la actividad.
Hoy, con un ERE de 3.500 personas no podemos escudarnos en la crisis como un pretexto para nuestras malversaciones, nuestra incontinencia verbal o nuestros despropósitos.
Tenemos que ser bastantes más serios cuando el auténtico talento de Orizonia se moviliza para seguir creyendo y luchando por un futuro mejor.
Porque esto no es bueno para nadie, ni siquiera para los que presuntamente sacaron tajada de un asunto que se les fue de entre las manos. No es bueno para el Turismo, para nuestra malherida imagen, para un sector que pese a la incredulidad de muchos sigue pagando los platos rotos de tanto desatino.
Seguro que hubo algún momento donde se pudo ser más cabal, más justo, más humano.
Pero esa ya es otra historia, una historia que nunca veremos porque seguimos permitiendo que el talento no sea una cuestión de oficio sino de herejes que entran a saco sin mirar nuestras propias entrañas, nuestras fortalezas internas, el valor que todo activo humano merece no en señal de condolencia sino de auténtico y sincero ánimo.
Estimado Juan Antonio, no creo que la historia dependa de quien la cuente, “la verdad es la verdad, la cuente Agamenón o su porquero”. En ningún caso depende de quien la cuente, sino de los hechos que la sustentan.
Podemos intentar defender cuantas historias nos quieran presentar, pero lo único cierto es que:
1. No se puede utilizar el dinero correspondiente a los servicios que un cliente ha pagado por adelantado para otro fin que el pago de esos servicios.
2. No se pueden financiar las empresas retrasando el pago a sus acreedores
3. No puede la administración del estado, eludir su responsabilidad de defensa de los intereses de los consumidores, permitiendo que empresas de todo tipo, se financien pagando a noventa o más días, productos que ellas cobran al contado, o servicios que como en el caso del turismo, en más de un caso han cobrado por adelantado.
La situación que han tenido que vivir muchos turistas por el cierre de Orizonia, similar a otras muchas vividas anteriormente, Air Madrid, Air Comet, Marsans por citar alguna de las más recientes, sin olvidar la ya lejana del tour operador Clarksons en los lejanos setenta, y tantas otras como se han sufrido a lo largo de los últimos cuarenta años, en todos los casos con clientes que han perdido el dinero pagado para el disfrute de sus vacaciones, o solo han recuperado una parte del mismo, después de varios años de pleitos, no es de recibo.
Los abusos de grandes empresas, montadas cual chiringuito financiero, no son la mejor carta de presentación de esos “marketinianos del chasco”, a los que aludes en el título de este post, por muchas titulaciones, masters y diplomas que ostenten, algunos son solo unos incompetentes, otros, además, unos sinvergüenzas, sin embargo no son los principales responsables, cuando pasan de cobrar un gran sueldo por hundir una empresa, a cobrar otro mayor, para poner en marcha el naufragio de otra, la culpa no es tanto de ellos, como de cuantos ponen su patrimonio o su futuro laboral en sus manos, hace cincuenta o cien años, no era fácil conocerlos, pero en el siglo XXI, todos ellos figuran en las hemerotecas, y en lugar de utilizarlas para informarse sobre ellos y aislarlos, los vuelven a contratar porque han visto sus fotos en primera plana en más de una ocasión.
Por supuesto, Miguel Angel "la verdad es la verdad" pero precisamente por eso me he expresado en esos términos, aludiendo a que esa verdad será maquillada, contada a medias, encubierta .... ¡ quién sabe¡
Por lo demás coincido con tu amable aportación.
Francamente, no doy crédito a tanto despropósito.
Muchas gracias Miguel Angel.
Un saludo.