En los últimos tiempos se está empezando a incorporar procesos de seguridad turÃstica a la ordenación y planificación de todo destino turÃstico que desee adquirir mayor notoriedad y competitividad. La rápida transformación del contexto turÃstico internacional hace que debamos contar con nuevos instrumentos adaptados a esta creciente complejidad.Â
En el sector se percibe la necesidad de incorporar procesos de seguridad turÃstica a las prácticas empresariales e institucionales, para mejorar los mecanismos de prevención y respuesta ante situaciones crÃticas. Estos procesos deben asentarse a nivel local, que es donde ocurren los hechos negativos y de inseguridad, hasta convertirse en métodos sistemáticos para gestionar el cambio en los destinos. De este modo, se puede construir un futuro más halagüeño y relajado, tanto para los gestores públicos como para los privados.Â
En el sector se percibe la necesidad de incorporar procesos de seguridad turÃstica a las prácticas empresariales e institucionales, para mejorar los mecanismos de prevención y respuesta ante situaciones crÃticas. Estos procesos deben asentarse a nivel local, que es donde ocurren los hechos negativos y de inseguridad, hasta convertirse en métodos sistemáticos para gestionar el cambio en los destinos. De este modo, se puede construir un futuro más halagüeño y relajado, tanto para los gestores públicos como para los privados.Â
Partiendo de la reafirmación del papel a desempeñar por las instituciones públicas locales en el desarrollo de la actividad turÃstica, hemos de ser conscientes de que dichas instituciones, por una cuestión de mera racionalidad, han de posibilitar el normal desarrollo y consumo de los procesos y servicios turÃsticos que se generan en esos mismos destinos.
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La percepción de los turistas sobre los destinos se tambalea cuando se produce un desajuste entre sus expectativas iniciales y el cumplimiento efectivo, tanto de los servicios pactados, como de aquello que no aparece en la letra del contrato. De esa manera, los responsables turÃsticos zozobran y se enfrentan a un escenario de inestabilidad.
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Si analizamos los procesos de planificación local de gran parte de los destinos, percibiremos un alto grado de interconexión entre factores como el patrimonio, el medio natural, las infraestructuras, los equipamientos, los servicios, el acervo cultural y social, etc. Sin embargo, en la mayorÃa de los casos, apenas se hace referencia al factor de la seguridad en los destinos. Y en el fondo, todos somos conscientes de que la seguridad turÃstica afecta negativamente a estas caracterÃsticas del destino, y se produce una merma económica.
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Por lo tanto, se hace inexcusable incorporar y desarrollar procesos de seguridad turÃstica a estos factores. Será una nueva capa de servicios a desarrollar, con el objetivo de garantizar servicios más completos y acorde con las nuevas demandas y exigencias. Los principios de interactuación y de interrelación turÃstica han de estar presentes en estos nuevos tiempos, y han de facilitar el encaje de la seguridad turÃstica en los destinos turÃsticos que apuesten por la calidad.
Lo reiteramos: la apuesta por la seguridad tendrá un notable reflejo en la imagen y en la percepción que todo destino o realidad turÃstica desea tener entre los mercados emisores de turistas, algo fundamental para nuestro futuro sectorial, social y económico.
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