Según Michael Porter: “La competitividad de una nación depende de la capacidad de su industria para innovar y mejorar. Las empresas consiguen ventajas competitivas si consiguen innovar”.
La innovación como actividad estratégica concibe sobre la importancia de ella dentro del eje estratégico empresa, y su magnitud depende de la dinamización de ésta a nivel organizacional, consintiendo así la aplicación de una idea, invento o mejora y su posterior lanzamiento triunfante en el mercado. Esto nos indica que innovar no es solamente la reproducción brillante de ideas, pues consiste en transformarlas en productos y/o servicios para que sean apreciadas positivamente por el mercado, garantizando el éxito comercial.
La innovación no es una moda pasajera para las empresas turísticas españolas.
Entre 2000 y 2012 el número de empresarios que le dan más importancia ha pasado del 50 al 60%.
Únicamente el 20% de las empresas turísticas españolas disponen de departamento de innovación o similar. Conjuntamente, una de cada dos no muestra ningún interés en introducirlo.
Sin embargo, son las pequeñas empresas las que están descubriendo el valor de la innovación: la mitad de las que facturan menos de 500.000€ han invertido estos últimos años más del 10% de su presupuesto global en ella.
En esta línea más inventora, han aparecido este último año muchas actitudes activas para enfrentarse a la crisis: más estrategia de diferenciación o de especialización que de liderazgo en costes, extendiéndose cada vez más las ofertas baratas, los descuentos, las promociones, los vales, los puntos y los cupones.
Las fuentes de innovación en el sector turístico español son las siguientes: la práctica diaria, los clientes, el equipo directivo, y los empleados. Recientemente se está originando un repliegue hacia el interior de la empresa, dejando de lado los soportes externos como los consultores, las ferias y los congresos, reforzando la idea de que la salida de la crisis se realizará con la buena utilización de los recursos propios de la empresa.
José Manuel Barba Márquez
Me estaba gustando el inicio del post, sin embargo al ir avanzando en su lectura, me ha llamado la atención el penúltimo párrafo, en la parte donde escribes: "... extendiéndose cada vez más las ofertas baratas, los descuentos, las promociones, los vales, los puntos y los cupones." porque en algunos momentos a lo largo de los últimos años, había llegado a pensar que era imposible seguir por ese camino, aunque año tras año no deja de admirarme la capacidad que tenemos en este país de cavar nuestra propia tumba.
Lo que me extraña, es que a estas alturas se pueda considerar que tales actuaciones, entren dentro de lo que pudiera entenderse como fuentes de innovación, y sobre todo que puedan considerarse como parte de una línea más inventora.
Gracias por la evaluación Miguel Ángel. Tendré en cuenta esta apreciación. Un saludo!